sábado, 6 de septiembre de 2008

ARSENICO

¡VAYA NOVEDAD!, AHORA TODOS HABLAN DEL ARSÉNICO

En Casares hace años que le estamos gritando al país que nos envenenan y nada ha cambiado

ABSA no hace nada y tampoco el gobernador. Somos "La Cuna del Arsénico en la Provincia".

El diario Clarín acaba de dedicarle en su edición del jueves ppdo. dos páginas al agua que beben los argentinos, mencionando que son 4 millones las personas que diariamente son envenenadas por ingerir agua presuntamente «potable», que contiene altas dosis de concentración de arsénico.

¡Vaya novedad!, en Casares desde hace más de cuatro años, cuando se conocieron los primeros trabajos de investigación de la profesora Lidia Illuminati y sus alumnos del Colegio Nacional, le estamos gritando al país que nos envenenan con arsénico, y nada ha cambiado. Hubo decenas de denuncias, se alertaron los medios, se «preocuparon» los funcionarios, y hasta se realizó una obra que iba a terminar para siempre con el grave problema. Detrás iban a quedar cientos o acaso miles de vecinos contaminados que tal vez enfermaron y pudieron haber muerto por sus letales consecuencias. Incluso se han detectado en la actualidad muchos casos de vecinos seriamente enfermos por presentar Hidroarsenisismo crónico regional endémico (HACRE), pero nada ha cambiado. La obra, llamada «planta de abatimiento de arsénico» hasta el momento no arroja resultado positivo alguno.

NIVELES

DE CONTAMINACIÓN ESCALOFRIANTES

Las mediciones testigos que realiza la Comisión del Agua, muestran niveles de arsénico alarmantes que superan en un 600 y hasta un 700% los máximos permitidos por el Código Alimentario Argentino y la Organización Mundial de la Salud.

ABSA, la empresa proveedora de agua no da respuesta alguna, pese a las promesas expresadas en sus burocráticos comunicados. Tampoco el gobernador da respuesta a este verdadero problema que enferma y mata a miles de habitantes de su provincia. Debe venir a Casares y comprometerse a dar en el cortísimo plazo la solución que la comunidad clama. No queremos más periodistas faranduleros de programas en los que se caricaturiza la noticia, que hagan una suerte de remate con el grado de intoxicación de los vecinos. Lo que se necesita es un tratamiento serio del tema, en reclamo de medidas concretas y eficientes, no experimentos que no arrojan resultado alguno.

La nota de Clarín es seria, y el recuadro referido a Carlos Casares, que reproducimos más adelante, demostrativo de una realidad que nos agobia, por ser un caso emblemático que resume el riesgo de vida que corren la comunidades que beben, cocinan y se higienizan diariamente con agua contaminada con arsénico.

¿»Cuna del Arsénico

en la Provincia»?

Parangonando el slogan que identifica a Carlos Casares como la «Cuna del Girasol Argentino», podríamos decir que también Carlos Casares es la «Cuna del Arsénico en la Provincia». Aquí se han levantado por primera vez las voces para denunciar que el agua que nos venden como potable está altamente contaminada con arsénico. Se hicieron estudios, fueron invitados científicos, se realizaron denuncias ante organismos provinciales y nacionales, y se impuso al periodismo nacional del drama que nos aqueja. Fuimos el punto de partida de una protesta que luego prendió en la región, pero a decir verdad, nada se ha conseguido aún.

DICE CLARÍN

Una ciudad con el temor a flor de piel

Por: Gisele Sousa Dias

Supo que algo andaba mal la mañana en que ya no pudo levantarse de la cama. Los 40 años que vivió tomando el agua de Carlos Casares dejaron secuelas irreversibles: el daño neurológico le hizo perder estabilidad y parte de la audición, y apenas puede mirar el sol porque, dice Beatriz Guil, «el arsénico me comió las córneas».

En 2006 ya había perdido la piel de las manos, de las piernas, le caía agua constantemente de la nariz y la picazón la enloquecía. El diagnóstico no fue presuntivo: era HACRE. Lograron bajar su nivel de arsénico pero abandonó el tratamiento. «El medicamento me consumió los glóbulos rojos, sufro de anemia crónica», cuenta. «Y tengo miedo de terminar desarrollando un cáncer».

Silvia Susena (49), convida un mate con agua de bidón. Si calienta la otra, «el arsénico hace muchísimo peor», avisa. En 2004, los médicos confundieron daño neurológico con esclerosis múltiple. La medicación errada empeoró los calambres y el agotamiento. Está intoxicada con arsénico en grado 4 (5 es cáncer). Diego, su hijo, también está contaminado. Silvia fue la primera persona con diagnóstico de HACRE en Carlos Casares. La desinformación la decidió a viajar por los pueblos vecinos para explicar qué pasaba. El farmacéutico Pedro Mayola se sumó: «Nos preparaba los remedios sin cobrarnos y empezó la lucha para que instalen una planta potabilizadora», que hoy tiene los filtros tapados.

Verónica Ferreyra es la esposa de Alejandro Bonetpels, que en 2005 empezó a sentir que se le mojaban las manos y se le escamaban y sangraban las plantas de los pies. «Le quedó una anemia crónica», dice Verónica. Su hija Camila no tiene síntomas pero está contaminada.

Según Fabián Suárez, secretario de Salud local, el 66% de los 580 que se hicieron dosaje de arsénico desde 2004, están contaminados: «No quiere decir que estén enfermos, pero el arsénico es cancerígeno: que se enfermen es sólo cuestión de tiempo».

STELLA MARIS FERNANDEZ

Es sabido que en nuestra ciudad existen decenas de vecinos que han enfermado a causa del arsénico y su situación no trasciende porque han preferido la reserva. Al respecto El Oeste entrevistó a la señora Stella Maris Fernández de Hernández, esposa del conocido vecino Walter Hernández que está siendo atendida en La Plata por profesionales médicos a raíz de problemas en sus huesos y articulaciones. Esto nos decía:

«Yo empecé con problemas de dolores en huesos y articulaciones hace un año y medio. También se me secaban las manos y la cara e incluso me tenía que mojar y luego secar con cuidado para que no se me desprendiera piel. Me atendió el Dr Darío Ordinas quien me derivó a una reumatóloga en la ciudad de La Plata, la que me hizo estudios de todo tipo, los que dieron negativo. Por eso ahora fui enviada a un toxicólogo dado el alto contenido de arsénico que tengo en sangre que es de 72 ug. En realidad llegué a tener un máximo de 90 ug., que con el tratamiento bajó (el máximo tolerable es 3 ug.). La doctora que me atiende en La Plata me dijo que tengo problemas en la sangre, por ello me derivan a un inmunólogo. Esa doctora estaba tratando un paciente de Pehuajó que se murió. Me preguntó como es que el municipio de Casares no se preocupa por este problema. Ahora se que está tratando también un paciente de Nueve de Julio que ha enfermado por el alto contenido de arsénico en su cuerpo.