
LOS 15 DE EMILIA VON WERNICH GROBOCOPATEL
AL ESTILO DE EMIl
Sí, a su estilo. Desenfadado, informal, alegre, soñador y cumbianchero. Así fue su fiesta de 15, distinta, divertida, por momentos insólita y bien para chicos. No voy a decir que los mayores estuvieron de más, pero un poquito desentonaron…
El lugar fue el Poli de Huracán, donde instalaron la carpa familiar, ambientada con sedas de colores y toques bien circenses, muy lograda, de un lado los chicos en sofás “interactivos”, y del otro los mayores, en mesas formales, rodeados de pantallas de plasma y otras gigantes en las que se exhibieron las atracciones visuales de la fiesta.
Pero antes vamos a la recepción, en los salones del Poli, donde los invitados eran recibidos por artistas del grupo “Crazy Heart”, unos malabaristas, otros pintores, entre los que sobresalía un personaje sobre largos zancos que daba la bienvenida desde su envidiable altura. Y las delicate-ssen… por supuesto. Un delicioso festival de bocaditos que los recién llegados devoraban, y acompañaban con el cosquilleo de las burbujas de un excelente champagne, y el bouquet de riquísimos vinos.
Les decía que fue un cumple distinto, sin la formalidad de la entrada con papi incluido, aplausos y “mirá que linda está la nena”. Nada, dicen ahora, de pronto irrumpieron en la pista un grupo de bailarines con una estrella-vede-tte, obviamente con plumas, colores y mucha piel al descubierto, que movía sus caderas y todo su cuerpo al compás de una música bien hot. ¿Quién era la vedette, que algunos confundían con las chicas de Bailando por un Sueño?, Era Emi, la del cumpleaños. Genial.
Después sí, hubo otra entradita, ya más para la foto, en la que Emilia con un deslumbrante vestido blanco by “Anonimato” de la Capital, fue recibida bajo una lluvia de aplausos por su papi Germán, muy trajeado y formal, con quien comenzó a bailar el vals. Besos de su mami Gabriela, que moría de emoción, luciendo espléndida un espectacular vestido con etiqueta de otras tierras. Emi fue disputada por familiares (el abuelo Ofo estaba primero), amigos, y cuando pudo escapó casi asfixiada de tanto halago. Ella quería bailar y divertirse junto a su tribu.
La pista luego se pobló de payasos, malabaristas y artistas circenses, mientras el grupo musical “Menage” se preparaba en el escenario. En segundos la pista se cubrió de bailarines, y la noche comenzó a calentarse con música moderna y divertida. Menage suena como los dioses, y su cantante es increíble.
El servicio, impecable, estuvo a cargo de Galíndez Catering de Capital. El menú fue sencillo y exquisito, con un toque bien gourmet, una atención óptima, y las bebidas un disfrute para los sentidos.
Por las pantallas se vier
on episodios y gratos recuerdos de la hermosa niñez de Emi y sus primeros aleteos de adolescente. También sus afanes artísticos (“hasta la fama de Madonna no paro”, dijo), plasmado en un aplaudido sketch con sus amigas, y pudo demostrarlo “en vivo” cantando junto a su amiga Mercedes Olano la canción de Patricia Sosa "Aprender a Volar" . Su family no se privó del consabido show artístico-musical, y su prima Agustina le dedicó un baile. Todo muy grato, alegre y emotivo.
Corría un rumor. Se hablaba de una figura artística famosa, pero nadie lo imaginaba (bah, los chicos que conocen a Emi se lo palpitaban). Nada menos que “El Polaco”, líder de la cumbia villera, famoso por sus canciones testimoniales de una capa social que se hace oír con sus canciones. Y “El Polaco” mató, Emi se abrazaba a él emocionada y entonaba cada uno de sus temas como si fuera parte del coro. El resto de los chicos deliraba, los mayores, que en un primer momento lo miraban como sapo de otro pozo, se fueron enganchando, y más de uno con cara de crítico de revista cultural, dijo: “che, que buenos que son”. Hasta el abuelo Adolfo dejó de hablar un rato de la lluvia, del cereal y de las vacas (“vos, ¿me entendés?, mirame a los ojos”), se puso a seguir una cumbia con las palmas y la invitó a Edith a bailar junto a la popu.
Espectacular la mesa de dulces, un atentado para los golosos, y bárbaro el cotillón, lo mismo que el cierre musical y todo lo que quedó para después de las 5 de la mañana, cuando la noche fue exclusiva de los jóvenes y de los invitados jovatos no quedaban ni los vestigios.
Les repito: un cumple original, distinto, muy divertido, con algunos toques chic, pero en lo demás, al estilo de Emi, que seguramente ha pasado la noche más feliz de su vida.
Afuera llovía a mares, el de los zancos se mojaba antes, los de la villa se habían ido en camionetas 4X4, un payaso lloraba porque se le había perdido una estrella, y los acomodadores de autos se quedaron sin propina. ¿Quién iba a bajar la ventanilla con semejante lluvia?.