"MIENTRAS ME DÉ EL CUERO". Palabra de talabartero...
Trabajó durante 52 años en Casa Ramírez, se jubiló y sigue firme en el mismo lugar.
Esto que vamos a narrar, más que una historia es una fábula..., casi un milagro.
Corría el año 1956. Era el día 8 de agosto, cuando un chico de 13 años, de físico esmirrriado, cabellos rulientos y andar cansino, comenzaba a desempeñarse como cadete en Casa Ramírez, talabartería y tapicería. Ese pequeño, Ricardo Sureda, que fue creciendo con el tiempo y siempre en el mismo lugar de trabajo, hoy, 52 años «y monedas» más tarde, llegado a los 65 años, logra su merecida y bien aportada jubilación.
Pero la noticia - historia - fábula - casi milagro, todavía no ha llegado a su fin, ya que Ricardo Sureda sigue trabajando, como lo hizo durante «toda su vida» en Casa Ramírez.
Y mientras seguía trabajando en el asiento de un auto al que le estaba preparando un tapizado nuevo, nos fue contando:
«Comencé a trabajar a los 13 años, de cadete, para cebar mate y hacer los mandados, y de a poco fui aprendiendo todas las tareas relacionadas con esta profesión. Talabartero, tapicero y lonero son las tareas que he ido realizando durante más de 50 años. Incluso, fuera del horario de trabajo, en mi domicilio particular, hago trabajos de tapicería por mi cuenta. Como para no perder la costumbre», dice con una sonrisa.
Y nos sigue comentando:
«Este fue el único patrón que conocí. Cuando llegó el momento de jubilarme, tenía 45 años de aportes, ya que empezaron a aportarme cuando tenía 20 años. Inicié el trámite y a los 15 días me comunicaron que estaba jubilado. Tenía todos los papeles totalmente en regla»
Y cuando le hicimos notar que aún sigue trabajando, respondió con naturalidad, y con léxico de talabartero:
«Si bien ya estoy jubilado, todavía no he cobrado la jubilación. Pero, igual pienso seguir en este lugar «mientras me dé el cuero», porque esto es mi vida».
Sí, una verdadera historia - fábula - casi milagro...