sábado, 31 de enero de 2009

EDITORIAL

¿MÁS INSEGURIDAD O MÁS INFORMACIÓN?

Es sabido que en repetidas oportunidades los jefes de la policía local han sido convocados por el poder municipal y representantes de las fuerzas vivas locales a fin de que den alguna explicación referida al auge de los hechos delictivos, que, en lugar de decrecer, aumentan en forma preocupante. Con el máximo respeto y cuidando en todo momento de brindar explicaciones satisfactorias a sus interlocutores, los jefes policiales hablaron de la dotación insuficiente, de la falta de móviles, intentando mostrar resultados y cuidándose de no achacar a la justicia gran parte de la culpa por la inseguridad que se vive, habida cuenta de que los delincuentes son detenidos, la justicia les otorga la libertad casi de inmediato, y en el caso de los menores autores de una gran mayoría de los ilícitos, ni siquiera se les permite detenerlos.

Pero en la «cocina» policial tenemos entendido que se barajan a baja voz otras hipótesis referidas a los hechos delictivos que conmueven y preocupan al vecindario. Se dice que antes no se conocían por una falta de información a los medios de los hechos que se producían, sea por el estilo con que se manejaban los anteriores jefes policiales o bien porque evitaban hacerlo público para no ver entorpecida su labor investigativa. Vale decir que no existiría tal auge, sino que ahora se da a conocer lo que antes se ocultaba. «Si nos atenemos a las estadísticas no habría motivo para alarmarse, pero como ahora se sabe lo que antes se ocultaba, parecería que existe un aumento importante de los hechos delictivos», decía un funcionario policial, quien agregaba: «sabemos de vecinos que iban a los medios a quejarse porque no se habían hecho eco de sus denuncias, pero era porque no tenían la información».

La inseguridad no es acaso un patrimonio exclusivamente local, aunque no por eso debemos quedarnos sentados pensando que es un mal de todos, sea de los tiempos que se viven, y achacarlo a la pobreza, a la exclusión, a las drogas y a la falta de educación.

Coincidimos en que nada debe ocultarse, deben conocerse los nombres de las personas que delinquen, de las víctimas y hacer uso de todos los medios para que los malvivientes se vean expuestos, y sean señalados, aunque entren por una puerta y salgan por la otra.