miércoles, 4 de febrero de 2009

EDITORIAL

NIÑOS QUE HACEN COSAS DE GRANDES, QUE LOS GRANDES NO SIEMPRE HACEN...

El derecho a peticionar ante las autoridades, uno de los derechos consagrados en la Constitución Nacional, no siempre es ejercido por los ciudadanos, quienes prefieren antes otros «derechos» que más tienen que ven con la actitud crítica y contestaria, eligiendo la confrontación antes que el diálogo.

Pero existen ejemplos, y los periodistas en la eterna búsqueda de ejemplos, ya sea de vida, de honradez, de madurez o de civismo, no podemos dejar de aprovechar esta perlita que nos ofrecen tres niños, de 10, 11 y 12 años, quienes decidieron solicitar una audiencia al señor intendente municipal «como cualquier hijo de vecino», que por cierto lo son, para plantearle una inquietud que mucho tiene que ver con sus edades y fundamentalmente sus tiempos de esparcimiento. La reunión tuvo lugar ayer por la tarde, los tres niños fueron ubicados en torno a la mesa de trabajo del Jefe comunal (ver foto en tapa), y uno por vez le fueron explicando a Omar Foglia la inquietud que allí los conducía.

Qué querían?, nada del otro mundo, pero inusual viniendo de tres pequeños, quienes con palabras simples le explicaron que verían con sumo interés que el municipio construya en el lugar que crea conveniente y de ser posible en un sector público, una pista de skate (tabla con ruedas), deporte que en nuestra ciudad tiene muchos entusiastas pese a ser de origen foráneo, el que exige un lugar y una pista (skatepark) apropiados para que su práctica sea segura, sin riesgos, ya que es un deporte que abunda en caídas, especialmente en los principiantes, que de no mediar un escenario adecuado pueden ser peligrosas.

El intendente Foglia los escuchó, les agradeció su presencia y los felicitó por la actitud de trasladarle la iniciativa, comprometiéndose en estudiar su proyecto y su viabilidad, ya que es su debilidad -así se los dijo- priorizar la educación, la alimentación y recreación de los niños, como así también de otros sectores vulnerables de nuestra comunidad como el de los ancianos. Un apretón de manos (después un beso) selló la reunión, dejando la grata sensación, a Foglia por supuesto, y ahora a nuestros lectores, de que nada está perdido, que mientras haya niños que hagan cosas de grandes, que los grandes no siempre hacen, tenemos asegurada la salida a todas nuestras desventuras. Un ejemplo de civismo en mini ciudadanos.