miércoles, 25 de febrero de 2009

EDITORIAL

¿QUÉ NOS ESTÁ PASANDO?

Graves y preocupantes hechos que tomaron dominio público y alcanzaron difusión nacional tuvieron lugar el sábado ppdo. en la vecina ciudad de 9 de Julio, cuando funcionarios de la provincia que se encontraban participando de un encuentro partidario junto a concejales y consejeros escolares de la región, fueron agredidos por un grupo de personas que se autitularían «ruralistas autoconvocados», los que insultaron y «escracharon» a los mencionados funcionarios entre los que se encontraba el jefe de Gabinete Alberto Pérez y el titular de Educación bonaerense Mario Oporto, arrojándole huevos y dañando los automotores en los cuales se habían movilizado.
Por sobre las implicancias políticas o sociales que este deleznable hecho pudiera ocasionar, y sus derivaciones judiciales, nos dice que algo nos está pasando a los argentinos, para que la intolerancia, el rencor y el de-satino, priven por sobre las formas democráticas, y esencialmente el diálogo que debe anteponerse a toda otra metodología, en especial aquellas que nos llevan a la división, al odio y al revanchismo.
Decíamos días pasados al referirnos al similar «escrache» que sufriera el Diputado Nacional Agustín Rossi, que como los ánimos sigan así, les va a resultar muy difícil a los candidatos o representantes del partido gobernante realizar campaña proselitista, ante la posibilidad de que se vean insultados y agredidos por sectores que se sienten postergados, tal el caso de los ruralistas, que no encuentran forma de que el gobierno nacional tenga en cuenta sus reclamos, en especial aquellos que hacen a la notable carga impositiva a la producción, tal el caso de las retenciones.
De todas maneras, y aún por sobre la indiscutible razón que les asiste a los que hoy protestan, es injustificable toda forma de violencia, sean cuales fueren las razones que invoca el sector, ya que ello nos llevaría a aplicar la ley de la selva o a retrotraernos a épocas aciagas de nuestro país en las que imperaba el terror sobre la razón.
La serenidad debe aquietar las pasiones y la búsqueda del diálogo debe ser el objetivo primordial de quienes hoy sienten vulnerados sus derechos.
Es de esperar que los casarenses, y en especial aquellos que experimentan la frustración de sentirse víctima de políticas que los dañan, se abstengan, ante la eventual presencia de políticos o funcionarios gubernamentales, de realizar hechos que puedan desembocar en situaciones violentas, cuyo resultado es imposible predecir.
El arma más efectiva, contundente y demoledora es el voto. Quien no se sienta representado o defraudado, quien estime que al frente del gobierno están los ineptos o aquellos que ideológicamente están en las antípodas de sus pensamientos, tendrá al voto como máxima expresión de su disconformismo. Los argentinos somos expertos en convivir bajo regímenes totalitarios y antidemocráticos. Imitar esos métodos es suicida.