sábado, 28 de febrero de 2009

REPORTAJE EXCLUSIVO


EL CHAQUEÑO PALAVECINO ÍNTIMO

“Yo no estoy invadiendo,
soy del lugar, ellos son los míos”


Nació hace 49 años en un hogar humilde de Salta, bajo el nombre de Oscar Esperanza Palavecino. Creció entre comunidades wichis, tobas y Chulupíes. En Tartagal fue lustra, cavó pozos y vendió agua a los aborígenes. En 1987 grabó su primer trabajo discográfico “Pa mis abuelos esta zamba” obteniendo gran éxito en Bolivia. En 1998 triunfó en Cosquín y a partir de ese momento el país entero supo de su existencia.
La vegetación seca esconde el improvisado cartel que indica la proximidad al Paraje Rancho El Ñato, en el Chaco Salteño. La sequía es evidente, al igual que la pobreza. Por el lugar transitan unas pocas vacas flacas levantando una leve polvareda. El paisaje es inhóspito por donde se lo mire. Omar Esperanza Palavecino, “el Chaqueño”, vestido con camisa verde y pañuelo de cuello conduce una camioneta todo terreno. Los ranchos de barro, precarios como los caminos, van quedando atrás rápidamente. Las cabras, las gallinas y los rostros curtidos de los lugareños forman parte del paisaje norteño, al igual que las guitarras y los festejos. La escena transcurre en el videoclip del tema “Soy de allá”, pero se repite cada vez que el cantautor pisa su Salta natal.

Chaqueño ¿Por qué cada vez que regresas a Rancho El Ñato sos tan bien recibido, y es motivo de festejo?
Yo tengo una fundación y trato de ayudar a la gente. Uno conoce lo que hace falta; hay muchos problemas y muchos líos. Por ahí vas y ayudás y otro se siente molesto porque estás invadiendo. Yo no estoy invadiendo, soy del lugar, ellos son los míos.
¿Cuáles son las necesidades más urgentes del Paraje?

Todas. Por suerte hay un colegio secundario que en mi época no había. Sí existía una escuela primaria pero había que hacer varios kilómetros. Tampoco hay caminos asfaltados.

Rancho El Ñato está a 17 kilómetros de Santa Victoria y a 500 de la capital salteña. Está formado por una decena de casas de adobe y se ubica cerca del Río Pilcomayo, en el punto geográfico donde limitan Argentina, Paraguay y Bolivia. En ese paraje salteño, conocido como el Tri Chaco, nació el 18 de Diciembre de 1959 el hombre cuya voz peculiar transformó en éxitos a temas como La Ley y la trampa, Soy de allá, y Amor Salvaje.
“Mi madre me bendijo con el apellido”, declara orgulloso el Zorzal del Chaco, otro de los apodos con los que se conoce al Chaqueño en su tierra natal.
A fines de la década del sesenta, los hermanos Palavecino debieron mudarse a Tartagal a causa de la enfermedad que padecía su madre. La precaria situación económica de la familia obligó a Omar a realizar diversas tareas para sobrevivir en la ciudad: En una mula vendió agua a los aborígenes, y fue lustrabotas. Con el paso de los años, también se animó a recorrer las rutas del país: primero fue chofer de la empresa de transporte Atahualpa y luego de La Veloz del Norte. En ningún momento, sin embargo, dejó de lado su amor por la música.

Chaqueño, a lo largo de tus 49 años trabajaste en varios empleos: vendiste empanadas y agua, cavaste pozos, cargaste leña y garrafas: ¿Cuáles de esos trabajos te generan mayores recuerdos?
Todos. Sería un loco creer que no tengo recuerdos. Todos porque han sido mi vida. Todo comienzo tiene sus sacrificios. En todos los rubros nadie te regala nada.
¿Es verdad que cuando eras chofer de la empresa Veloz del Norte, la compañía arreglaba tus horarios de acuerdo a los festivales?
Sí. En tus comienzos, cuando uno no es conocido, son pocos los que te llevan a los programas de televisión, son pocos los que te pasan los discos y las grabadoras no te los toman.
En el momento que comencé era extranjero en mi propio país, como el tema que canta Soledad. Se reían de verte vestido de paisano.

En 1986 el Chaqueño Palavecino creó Pilcomayo Tres, su primer grupo musical. El mismo no duró demasiado ya que se disolvió con la ida del violinista. Un año más tarde, El Chaqueño había organizado un nuevo grupo y grabado “Pá mis abuelos esta zamba”, trabajo discográfico que le permitió recorrer Bolivia y obtener varias contrataciones.
El premio mayor, al que aspira todo artista folclórico, llegó en 1998 cuando fue nombrado Revelación del Festival de Cosquín junto a Amboe. Su comunicación con el público y carisma le permitieron cosechar numerosos éxitos y récords como el que consiguió en 2005 cuando logró convocar a más 13 mil espectadores en el festival cordobés. Cabe aclarar que ningún artista lo había logrado en los 45 años de vigencia del mismo.
La popularidad alcanzada y las nuevas obligaciones profesionales no evitaron que el hombre nacido en Rancho El Ñato se olvidara de los suyos. Creó una fundación y con ella una red solidaria que intenta mejorar la calidad de vida de los lugareños. Entre otras donaciones, el paraje recibió un motor para proveer de luz a sus habitantes, un tractor, y un camión.
“El Chaqueño fue tocado por Dios”, dijo alguna vez Mercedes Sosa. Quizás, tal vez por eso, a 23 años de haber empezado con sueño cantor, hoy sigue convocando multitudes y cada actuación suya frenetiza tanto a jóvenes como adultos.

Por Juan José Pfeifauf