miércoles, 1 de abril de 2009

EDITORIAL

SI EL INTENDENTE ACEPTA LA CANDIDATURA A SENADOR, ¿DEFRAUDARÁ A SUS VOTANTES?

No faltarán ciudadanos que al enterarse de que el Intendente Municipal Omar Foglia habría sido tentado a ocupar una banca en el Senado provincial, interpreten que su aceptación sería una falta de respeto a sus votantes, los que lo han elegido por un período de 4 años, que se acortaría a tan solo dos.
Tal vez ese razonamiento, que sin duda es válido, tenga mayor significación cuando el funcionario que acorta voluntariamente su mandato, deja un proyecto de gobierno inconcluso, para el que son necesarios al menos cuatro años de gestión. No es el caso del intendente Foglia, quien contado el año y medio que ejerció las funciones de intendente por razones de fuerza mayor (el suicidio del intendente en ejercicio), a su término fue electo por cuatro años y luego reelecto, lo que lo llevaría a cumplir nueve años y medio de gestión al frente del gobierno comunal. Acortar ese período en dos años a fin de ocupar la función legislativa no afectaría demasiado a la gobernabilidad de Carlos Casares, por cuanto el cambio se haría de acuerdo a la ley, y su reemplazante sería un hombre de su mismo equipo, el actual Presidente del Honorable Concejo Deliberante, que se supone consustanciado por el proyecto de gobierno diagramado por Foglia.
No obstante es dable acotar que sería políticamente correcto que todo funcionario electo por el voto popular, cumpla con el período para el cual fue ungido, atento a la voluntad de sus votantes. Algo que no siempre se da cuando juegan estrategias políticas y los hombres que trascienden en sus funciones por su idoneidad y/o habilidades políticas son convocados a otros cargos de mayor relevancia o llamados a integrar listas a las que enriquecen o prestigian.
Si Foglia decide irse, habrá dejado la impronta de 7 años y medio al frente del gobierno comunal. Con sus aciertos y errores, explicitando un estilo particular y exitoso que tal vez carezca de la espectacularidad que imprimen a sus gestiones otros gobernantes, pero de indiscutible aceptación a la hora del examen electoral. Puede decirse todo de un hombre que estuvo al frente de un gobierno comunal tantos años. Que es bueno, que es malo, calculador, astuto, perspicaz, conciliador, progresista, retrógrado, blando, sagaz, etc. Lo que no puede decirse es que no fue legitimado por la voluntad popular, que en el caso de Foglia fue por partida doble. Y eso es lo que cuenta.