sábado, 8 de agosto de 2009

EDITORIAL

¿NO HAY QUE METER PRESOS A LOS CHICOS?

El recientemente designado Ministro de Desarrollo Social bonaerense Baldomero Álvarez de Olivera, que se desempeñara hasta el momento de asumir el cargo como intendente de Avellaneda, dijo al asumir: «Cuando hay un chico en conflicto con la ley penal no podemos pensar que la única salida es meterlo preso». A su vez el flamante ministro rechazó la idea de la baja de la imputabilidad para menores que delinquen, una idea que había planteado el gobernador Scioli por entender que hoy una gran porción de los delincuentes tiene edades entre los 18 y los 16 años, sin contar los de 15 y 14 que armados y una ferocidad sin límites, asaltan, torturan y matan a mansalva.
«No hay que meter presos a los chicos», sostiene el nuevo funcionario, quien hasta el momento no dice que proyectos o planes tiene para solucionar un grave problema que tiene atormentada a la sociedad, que es el de la inseguridad, y la legislación blanda que permite que quienes cometen delitos en forma reiterada, si son menores no se ven privados de la libertad, y son entregados a la guarda de sus padres que precisamente no han podido, sabido o querido educarlos y orientarlos hacia una vida de estudio, trabajo, corrección y respeto por sus semejantes. Es así que pequeñas sociedades como la nuestra se ven jaqueadas por unos pocos menores que amparados por la inmunidad que les otorga la ley, delinquen y vuelven a delinquir porque la policía ni siquiera puede llevarlos ni interrogarlos, y cuando les comprueba con allanamientos o pruebas firmes su autoría en los distintos hechos delictivos que a diario registra la crónica policial, cumple con ellos meras tareas administrativas, pero continúan en libertad.
¿No hay que meter presos a los chicos?. Nadie quiere meter a un chico preso, máxime cuando vienen de familias mal constituidas, sin orientación, abandonados a la buena de Dios. ¿Pero qué debe hacer el ciudadano común?, ¿acaso conformarse con esa frase, que ante la falta de propuestas termina siendo hueca y declamatoria? . Hoy lamentablemente, la inseguridad se centra en gran medida en la actividad delictiva de los menores de edad. Si no se los mete presos cuando cometen delitos y se los deja nuevamente en el medio que forjó su identidad delictiva, solo estamos propiciando la reincidencia. Dejemos de lado la palabra «preso», pero convengamos que una comunidad no puede vivir jaqueada por unos pocos menores que lejos de ser reeducados y reformadas sus conductas se los devuelve al mismo medio, sin ningún tipo de tutelaje, listos para hacer lo único que saben hacer, que es robar. Y hoy son rateritos, mañana ya violentan puertas y ventanas, pasado lo hacen munidos de un arma, y después lo que todos tememos, que se conviertan en asesinos, como lo muestra todos los días la crónica policial.