"Si querés que algo no funcione, formá una comisión"
Esa frase que se le atribuye al General Perón tiene que ver con la burocracia que por lo general rodea al funcionamiento de una comisión, referida a aquellas comisiones que se forman ya sea para investigar determinados hechos o en pos de objetivos que tienen que ver con los problemas de la comunidad.
Esto viene a cuento de la gravedad de las situación planteada con motivo de la contaminación del agua de red, que pese a la multiplicidad de reclamos de los vecinos, a la intervención de las autoridades, y a las repercusiones a nivel provincial y nacional, lejos de llegarse a una solución, la situación empeora cada día, sumándose a la primitiva contaminación con arsénico, otros elementos como el aluminio y el vanadio, que envenenan día a día a los casarenses.
Las autoridades locales y zonales no tienen fuerza alguna pese a que se han integrado en distintas comisiones y gestionan de todas formas posibles sin éxito alguno hasta el momento. ¿Será que las comisiones, como dijera Perón están destinadas a fracasar?. ¿No será más efectiva una acción directa de extrema dureza que contemple metodologías hasta ahora no aplicadas?. Cuando decimos «extrema dureza» no nos referimos de manera alguna a acciones violentas, sino otras alejadas del protocolo político o la gestión contemporizadora que muestren la rebelión pacífica pero decidida de una sociedad que no está dispuesta a seguir siendo envenenada.
La empresa proveedora de agua tiene cada día un «verso» nuevo, entretiene con promesas que no cumple, anuncia obras que no dan resultado alguno, y parece contar con la complicidad de funcionarios de gobierno que también alientan la formación de comisiones cuando lo que hace falta son acciones directas que de una buena vez y echando mano a toda la tecnología que hiciere falta, se le de una solución integral al problema.
Ojalá la próxima comisión que se forme traiga la solución esperada. No es parloteando que se avanzará en este verdadero drama que aflige a los casarenses. Existe una empresa que presta un servicio y cobra por ello. Su obligación es brindar a sus usuarios agua potable. ¿Tanto hay que hablar, tanto hay que discutir?.
Si se puede sostener una aerolínea deficitaria, si se puede subsidiar a los ferrocarriles, si se puede «bancar» el fútbol, cómo no van a poder dotar técnicamente a una planta para que entregue agua potable a sus usuarios, a los que les va la vida?.
Tal vez si se conformara una Comisión de Víctimas del Envenenamiento por el Agua provista por ABSA, algo se podría lograr.