sábado, 17 de abril de 2010

EDITORIAL

"Casares Limpia", una decisión que pasa por los vecinos

Es auspicioso que la comuna, consciente de la falta de limpieza e higiene en distintos sectores de la ciudad, haya resuelto revertir el problema encarando un programa integral de higiene urbana «que profundice las tareas de limpieza en la ciudad, que convierta los espacios sucios en sectores de uso comunitario, concientizando a la población de los beneficios de vivir en una ciudad limpia y ordenada, involucrando a vecinos e instituciones en la limpieza de la ciudad y de los espacios verdes comunitarios».
Y es este último párrafo el esencial. No basta con la intención, aunque sí con la prédica, si los principales responsables de la falta de higiene y limpieza son los vecinos. Basta con recorrer la ciudad para observar la desidia de los frentistas que colocan sus bolsas de basura en cualquier lado, sin usar en algunos casos los recipientes adecuados. Y ni hablar de calles de «las orillas» convertidas en basurales, en los que subrepticiamente los vecinos arrojan sus porquerías mirando para otro lado, sabiendo que a pasos de allí viven otras familias. Tampoco los talleres ponen cuidado en la limpieza. Arreglan los vehículos en las veredas y derraman todo tipo de líquidos. Igual irresponsabilidad se observa en la carga y descarga de mercaderías de almacenes, mayoristas, supermercados y autoservicios. Fruta y verdura podridas, huevos rotos, restos de leche, jugos que se rompen y otros desperdicios «tapizan» las veredas y la limpieza se hace (cuando se hace) por arriba, sin usar detergentes o desodorantes.
La comuna debe hacer lo suyo y bien. Pero a partir de allí el lograr que la ciudad este limpia, es responsabilidad de los vecinos. Como paso fundamental, deben ser concientizados los chicos en las escuelas, en la calle y en sus hogares, de que la higiene y la limpieza dependen de su comportamiento. También a los adolescentes se les debe inculcar la costumbre de respetar la limpieza, la ecología y el medio ambiente. Toman un helado y arrojan el vasito al piso, aplastan sus chicles en las veredas, riegan con yerba la plaza, pintan las paredes, tiran los puchos de cigarrillos en cualquier lado, en fin, de poco sirve programa alguno si ellos no colaboran.
¿Por qué razón dañan y ensucian tanto las plazas?. Es incomprensible, allí llevan a sus hijos, que se revuelcan en el pasto lleno de caca de perros o desperdicios.
Dicen que la caridad empieza por casa. Y así debe ser. Si queremos a «Casares Limpia», comencemos por no ensuciarla.