miércoles, 21 de abril de 2010

¿La gorra se ha transformado en un símbolo de la mala vida?



Llama la atención que en lugares públicos de nuestra ciudad se prohiba la entrada a los «chicos gorrita».

Si existiera un look especial que distinga a aquellos que pueden transitar por los márgenes de la ley, la «gorrita», especialmente en aquellos chicos jóvenes que la usan hasta las orejas y que por lo general bajan la cabeza y no miran a los ojos, es considerada como un adminículo o accesorio que distingue a aquellos considerados «malos», de dudosos antecedentes. Tal es así que en algunos reductos de la ciudad se ha resuelto no permitir el uso de gorritas en horas de la noche. Decisión que es imitada también en otras ciudades y en la Capital, lo que marca una línea de pensamiento similar.

¿TIENE SENTIDO?

La clásica gorrita, que por lo general identifica a marcas líderes, escuderías de automovilismo, clubes deportivos, logos famosos, etc. comenzó a ser usada a toda hora y en lugares exclusivos por jóvenes de plata dulce, que circulan en autos importados, toman champagne, hablan de sus perfomances mundanas y muestran sus atuendos adquiridos en el exterior. Luego su uso se fue extendiendo hacia otras capas de la sociedad, siendo adoptada también por los «chicos malos», que incluso la usaban y usan como una manera de ocultar en parte sus rostros y ofrecer una apariencia distinta.
Hete aquí que la gorra de pronto ha pasado a ser un distintivo no deseado en la noche, por lo que boliches, pubs y todo tipo de reductos nocheros han decidido colocar carteles o directamente instruir a sus empleados a que no permitan la entrada a aquellos que usan gorrita.
¿Está bien, está mal... tiene sentido discriminar, prohibir o categorizar por el uso de una gorra?. Tal vez si se la considerara un atuendo de mal gusto para la noche, como sería el de concurrir con el torso desnudo o en pantaloncito de baño, pero identificar a quien la usa con la mala vida, puede dar lugar a injusticias.