La colonia dominicana no para de crecer...
Ya es algo habitual ver en nuestras calles céntricas a alegres y empulpadas morenas de nacionalidad dominicana, las que hacen sus compras, saludan a sus amigos, comparten un café en las confiterías, formando ya parte de nuestra postal urbana. Algunas ya se han afincado al punto de formar una familia, con niños que ya son casarenses y en poco tiempo más concurrirán a las distintas escuelas de nuestro medio. Otras se han independizado de sus patrones, han alquilado viviendas y se muestran felices y contentas de convivir en nuestra ciudad.
Para ponerle una gota de humor a la crónica podríamos decir que como dicha colonia siga creciendo, en cualquier momento van a reclamar un mástil en la plaza San Martín...
De todas maneras, hay que destacarlo, la presencia de dichas chicas (también han venido algunos hombres) es sumamente amable y pacífica, y como decíamos, pasean su alegría y desenfado por las calles de la ciudad.
Son los efectos de la globalización...