miércoles, 12 de enero de 2011

EDITORIAL

CASARES CUMPLIÓ 104 AÑOS. ¿ESTAMOS CONFORMES LOS CASARENSES?

Si hiciéramos una encuesta y contestáramos con la mano en el corazón, los casarenses no debemos estar conformes con el crecimiento y desarrollo de Carlos Casares a través de sus 104 años de existencia. Se pudo haber hecho mucho más, el crecimiento fue demasiado lento, la visión de quienes gobernaron en estos 104 años de historia que tiene Carlos Casares, salvo algunas excepciones, no tuvo la grandeza que debió haber tenido. Hubo a lo largo de todas estas décadas demasiada política bizca, demasiado comité, mucha revancha, enconos injustificados, y falta de ideas y compromiso con la comunidad.

Esta crítica no tiene ningúna intención incriminatoria a gobernantes contemporáneos. Lejos está de ser un pase de facturas, aunque es verdad, muchos no entendieron la nueva política, tampoco comprendieron los fundamentos de la doctrina que decían abrazar, y se confundieron demasiado en su afán de servirse de la política en lugar de servirla para mejorar la vida de la gente.

Casares se merece mucho más. Más educación, más cultura, más trabajo, más desprendimiento y generosidad. Entender que el mundo avanza a pasos agigantados, y que perder el tiempo en rencillas doméstica es perder el tren de la modernidad.

No debemos hacer un mundo de una nadería, estamos para cosas mayores, solo hace falta acción, crear, copiar, pensar que somos los mejores, porque pensando así, seremos los mejores.

Cuidemos nuestro verdadero capital que son los jóvenes. Debemos crearles condiciones para que se queden, y si se fueron a estudiar para que vuelvan y se establezcan.

Los casarenses amamos a Casares, hagamos todo lo posible para que sea un lugar en el que valga la pena vivir, lejos de la locura de las grandes urbes pero cerca del conocimiento, de la tecnología y de las oportunidades.

Parafraseando a la presidenta, que sea éste nuestro lugar en el mundo. Pero no para descansar sino para hacer y crecer. Para sentirnos conformes y orgullos de nuestro pequeño terruño.