sábado, 21 de mayo de 2011

EL TERROR ACECHA


BIN LADEN NO MURIÓ

Por Manuel Castro

Desde el primer momento en que se conoció la noticia, no creí que Osama Bin Laden estaba muerto. Dudé de la información que circulaba a nivel internacional. Esperaba la confirmación de Estados Unidos y, más precisamente, de los seguidores de Al Qaeda.

Al líder de la agrupación lo dieron por muerto unas nueve o diez veces. Se dijo que había caído tras un ataque o que había sido víctima de su afección renal. Teniendo en cuenta la magnitud de quien se trata, me quedé a la espera de una confirmación oficial y no me conformé con las fotos que se difundieron al mundo. Estados Unidos sólo muestra un porcentaje de lo que saben porque siempre están viendo en cómo se muestra al mundo una noticia de tal magnitud. Si hasta se dijo que se usó un armamento hasta ahora desconocido y helicópteros de última tecnología. Uno de ellos fue destruido para que no quedara ningún rastro. Los soldados estadounidenses, el All Stars Team -equipo de las Estrellas- fueron en dos aeronaves y volvieron en una.

La muerte de Bin Laden le cayó “justo” a un gobierno norteamericano con un mandatario muy cuestionado. Se sabe que hoy la imagen de Barack Obama no es la misma que cuando asumió como presidente. O en realidad, lo mataron ahora porque este era el momento indicado para matar al hombre que tenían localizado desde hace cuatro años.

En esta operación no se utilizó a un francotirador -que sigue el sistema de un tiro, un muerto- sino que fueron dos tiros, el segundo para asegurar que haya caído el enemigo como un mensaje claro: ¿Vieron que cuando queremos, llegamos?

Tras estos hechos, queda en evidencia que Pakistán, aliando de EEUU, no estaba haciendo lo suficiente para poder detenerlo. Porque es imposible que un servicio de Inteligencia pueda ignorar que tiene a un enemigo tan cerca, incluso cerca de una academia militar y de la capital del país. Sin dudas, Obama se replanteará las estrategias a seguir en dicha región... y pensará si le conviene tener una relación cercana con Pakistán, que quedó mal parado en esta situación.

Del lado opuesto, es otro el panorama. El movimiento islamista tiene una gran capacidad de grupos, subgrupos, y células dormidos, con cierta autonomía uno de otros. Y la muerte de Bin Laden seguro va a traer más atentados. La historia lo demuestra, ya que esta ha sido una zona de conflicto desde la Primera Guerra Mundial. Desde que era territorio de los turcos. Cuando se procede a la independencia de los territorios de origen árabe, era un tema relevante que los países occidentales los tuvieran bajo control.

En el mundo árabe encontramos dos realidades. Por un lado, están los islamistas, aquellos que siguen una ideología por naturaleza y devoción como en Occidente está la ETA y el IRA. Por el otro, está el pueblo, los ciudadanos que hoy tienen la posibilidad de descubrir fuera de su país, un mundo nuevo, distinto, con Internet, Twitter y todas las nuevas tecnologías. Y ahí, deciden los intereses de cada uno.

Por estas horas se conoce al sucesor interino de Bin Laden en Al Qaeda, el egipcio Saif al AdelSaif al Adel. Mientras que Mustafá al-Yemeni dirigirá las operaciones. Pero son varios los nombres fuertes dentro de la red terrorista: Ayman Al Zawahiri (egipcio, el más relevante de todos), Jalid Al Habib (jefe militar de la red), Abu Yahya El Libi (mauritano, líder teológico), Atiyah Abed Al Rajman (experto en explosivos), y Nasser al-Wahishi (líder de Al Qaeda en la Península Arábiga AQAP que prometió que «lo que está por llegar será mayor y peor» después de la muerte de su líder). Sin olvidar que Yemen tiene instalada a la red desde hace tiempo. Ante ello, sólo queda decir que Bin Laden no murió. Si bien está físicamente muerto, su ideología se mantiene viva en estos seguidores. El tiempo dirá hasta qué punto las fuerzas de esas ideas van a mantenerse en el tiempo.