sábado, 30 de julio de 2011

Dramático relato de lo vivido por los obreros sepultados en el silo


EL OESTE ENTREVISTÓ A ALDO ALMADA

Tal como adelantamos en carácter de primicia en nuestra anterior edición dos jóvenes operarios de la empresa cerealera AGROGUAMI, cayeron en un silo de soja y estuvieron a punto de morir sepultados por el cereal.

Conversamos con Aldo Almada, uno de ellos, que el martes a la noche, cuando nuestra edición entraba en máquinas, quedó atrapado dentro del silo. Muy amablemente, Almada, que tiene 35 años, nos relató lo sucedido:

“Nosotros entramos dentro del silo porque se había formado una pared de soja ardida de unos 4 metros de alto por 1 de ancho. Esta pared estaba separada de la chapa del silo y nosotros le pegábamos con los picos para que se resquebrajara y así poder sacarla por el sinfín. Mi compañero Julio Ballesteros (36) estaba unos dos metros más abajo que yo, cuando de pronto veo que se desmorona la pared igual que el glaciar cuando lo pasan por televisión. De esa manera se vino abajo. Yo podría haber salido, pero en ese segundo le grito a Julio que se nos viene encima y tuve el instinto de tirarle la mano. Lo alcancé a agarrar, lo levanté unos dos metros y el me tiró a mí un metro hacia abajo. Cuando quise acordar, quedamos los dos atrapados. Yo quedé atrapado un poco más arriba de la cintura, me liberé un poco y pude sacar mi celular, ya que salir me era imposible, hacía de cuenta que tenía mil quilos de tierra encima, en dos segundos se me durmieron las piernas. Justo ese día estaba el hijo de Julio, Ezequiel, quien nos escuchó. Le dijimos que apagara el sinfín, entró al silo y al ver a su padre apretado le sacó dos piedras enormes que al día de hoy no sabemos como las corrió.

Le dije a Ezequiel: «no te asustés y andá a pedir ayuda», enseguida vino Agustín Mitchel pero no hubo forma de sacarnos, llamé a mi primo Carlos Almada, porque tengo su número de celular, ya que la verdad en ese momento ni me acordaba el número de los bomberos. Te cuento que no me asusté en ningún momento, salvo cuando entraron los bomberos porque es como que reaccioné que se había caído media pared, si se caía la otra media pared nos aplastaba a nosotros y a los bomberos que habían ingresado”

-Cómo hicieron los bomberos para sacarlos a ustedes?

-A mí me sacaron enseguida, pero a Julio estuvieron como dos horas y terminaron sacándolo con una cuchara de albañil, porque no hay forma de trabajar, es una impotencia tremenda porque tenés a 20 personas dispuestas a ayudar afuera del silo, pero solo podían entrar dos y tuvieron que sacar granito por granito. Realmente el trabajo que hicieron fue extraordinario, por eso es bueno agradecer a los bomberos, quienes ingresaron al silo con una frialdad asombrosa, ya que como te dije antes, si se caía la otra parte, nos mataba a todos. La verdad, tuvimos un Dios aparte.

-¿En qué posición habían quedado?

-Quedamos los dos juntos, decí que yo lo alcancé a levantar un poco y gracias a eso le salvé la vida porque si lo mete abajo no podés vivir más de unos segundos. Él había quedado con las dos piernas cruzadas, hundido hasta la cabeza, imposibilitado de moverse, fue un momento que no se lo deseo a nadie.

-¿Sufrieron lesiones?

-No. Solamente golpes, nos llevaron al hospital por precaución y para hacernos un control de que todo estuviera bien, principalmente a Julio, que fue quien más golpes sufrió. No se dan una idea lo pesado que eran los cascotes que nos caían. Nunca pensé que la soja ardida podía compactarse tanto. Pero bueno, gracias a Dios nosotros podemos contarlo.