QUÉ PAÍS QUEREMOS
Casares es tan sólo una pequeña parte del país, acaso insignificante desde el punto de vista geográfico, pero en el resto es igual a todos los lugares, sean chicos o grandes, porque la problemática es, si se quiere, la misma, con los matices propios que hace a la zona en la cual vivimos. Lejos de la modestia de pretender un país ajustado a nuestras posibilidades, los argentinos, -y también los casarenses-, pretendemos un nivel del primer mundo, cuando tenemos piquetes y cortes de ruta al por mayor, falta de gas y combustibles, trenes que tardan días en recorrer un trayecto que debería llevar horas, la carne a precios altísimos en el país de las vacas, empresas del estado ineficientes, uno de los mayores niveles de mortandad en accidentes del mundo, escuelas sin calefacción, violencia e inseguridad, y decenas de dramas cotidianos que nos dan una cachetada de realidad, mostrándonos que, por el momento, el país que queremos es tan sólo una ilusión. Ayer nos decían que puede haber problemas con el local en el cual está funcionando la oficina de