miércoles, 14 de mayo de 2008

LA HISTORIA SE REPITE


LA HISTORIA SE REPITE

La nota editorial de “El Oeste” del día 10 de mayo, refleja objetivamente la preocupación y la situación por la que atraviesa el hombre de campo. El artículo que menciono titula “¿El Gobierno entiende al Pueblo?” y en un pasaje refiere “Es triste verlos nuevamente en las rutas haciendo algo que no quieren hacer. Lo de ellos es otra cosa, saben pelear contra la adversidad”… reflexiona –Creo sinceramente, espero equivocarme, que nos encontramos ante un problema muy grave, cuyas consecuencias serán imprevisibles e irreparables.

Es el momento de la sensatez y la prudencia. Este tiempo y la historia, nos enseñan y convocan a una reflexión profunda donde la tolerancia debe ser el símbolo y estar presente en todos los actores de este conflicto.

El ejemplo deben darlo los que tienen el poder y la obligación de conducir y solucionar los problemas y que hasta ahora no lo han hecho.

El hombre rural, paciente por naturaleza, aguerrido frente a la adversidad, hoy asume directamente el ejercicio de sus potestades republicanas, con su vigor espontáneo hace crugir el andamiaje del régimen abusivo construido en desconocimiento y aplicación tramposa de las normas constitucionales. Este episodio protagonizado por los productores rurales trasciende el ámbito específico de los reclamos económicos sectoriales y se inscribe en una gesta reivindicatoria de los derechos del pueblo ante los abusos del poder y frente a un régimen falaz y descreído.

La retención de que se trata es inconstitucional y en consecuencia inaplicable en el caso concreto que sea sometido a la decisión judicial. Ya los jueces dijeron lo suyo con relación a los incendios de los pastos y el humo, se corrió el telón y quedó al descubierto la mentira y la acusación infundada del gobierno.

Sin eufemismos y ambigüedades, es claro el viejo artículo 44 y el nuevo 52 de la Constitución Nacional que ordena “A la Cámara de Diputados corresponde EXCLUSIVAMENTE la iniciativa de las leyes sobre contribuciones y reclutamiento de tropas”. Nada más concluyente, que su literalidad. Ello es así porque se trata de una medida que interesa directamente a la soberanía del pueblo al afectar la propiedad de las personas. Lo entiende el paciente tambero, el hombre del arado y la siembra, el periodista y posiblemente el doctor. No lo entiende la Sra. Cristina, que, cuando se votó este artículo en la Convención Constituyente de 1994 era vocera y abanderada del menemismo; se olvidó del artículo y su pasado.

Lamentablemente los Sres. Diputados están ausentes sin aviso, no se escucha una sola voz de ellos que ayude a esclarecer, los Sres. Ministros parecen laderos y repetidores de órdenes sin reflexión, tampoco colaboran. Así están las cosas.

Decía que debemos aprender de la historia y la historia nos enseña. La norma mencionada reconoce su origen en la Carta Magna de 1215 que los barones impusieron al Rey Juan "Sin Tierra“ que no podía exigir un tributo sin el consentimiento general de los contribuyentes, formalizando en ese tiempo el principio de la legalidad fiscal a partir del concepto de que no se pueden crear impuestos sin la intervención de los representantes del pueblo”. Pasaron apenas 800 años. Lamentablemente no lo entienden y la historia se repite.

El documento inglés nació como consecuencia de los injustos gravámenes, tributos y agresiones que sufrían los contribuyentes. Derrotado Juan Sin Tierra en Bouvines se vio obligado a firmar la paz. Determinado a exigir un nuevo tributo por la derrota recien terminada, hubo de enfrentarse con los barones coaligados, los que lograron La Carta Magna, que prohibía contribuciones extraordinarias sin previo consentimiento. No creo que ningún productor agropecuario quiera la derrota de la Sra., como le ocurrió al viejo rey inglés de la Carta Magna, todos quieren simplemente que se cumpla con la Constitución y que se respeten sus derechos.

La reina Cristina y el Príncipe consorte tienen que entender definitivamente que nadie quiere derrotarlos, solamente no aceptan que sus derechos sean conculcados, que su derecho de propiedad sea avasallado.

No atienden ni escuchan. La libertad de petición es inherente a las Instituciones de un pueblo libre. Está en nuestra Constitución. Cervantes, en su libro famoso, ponía en boca de don Quijote: “Sólo sé que si yo fuera rey, uno de los mayores trabajos que los reyes tienen entre otros muchos, es el de estar obligados a escuchar a todos y a responder a todos”. Esto se escribió hace apenas 500 años.

En toda ciudad existen dos inclinaciones diversas, una de las cuales proviene que el pueblo desea no ser dominado y oprimido por los grandes, y la otra que los grandes desean dominar y oprimir al pueblo, decía Maquiavelo. Escuchamos a la Sra. Cristina en sus discursos exultantes desafía, agrede y provoca permanentemente, me recuerda cuando Isabelita desde el balcón de la Casa Rosada, amenazante, decía que “tenía un látigo”, había perdido el juicio. Que no se repita la historia.

En un tiempo, un político argentino, Ricardo Balbín, repetía “cuando el campo está triste, en la ciudad crece el yuyo” pocas palabras que reflejaban una profunda realidad. Hoy en las ciudades puede crecer el yuyo.

El Gobierno ¿”necesita de las retenciones”, “¿hay verdaderamente una situación de conflicto o de crisis para tener la necesidad de recaudar?, esto es expropiatorio, la sociedad advierte en este procedimiento fines inconfesables, nada claro, y lo peor que en vez de explicar, agreden porque no tienen razón; es el tiempo de la serenidad, que exige, frente a la grave situación, sensatez, comprensión y un gran espíritu solidario.

Me olvidaba: deben dejar de lado la vanidad, la soberbia y la arrogancia, para que la historia no se repita. De eso se trata.

ALBERTO MEDINA