BARAJAR Y DAR DE NUEVO
alga la popular frase que en el juego de los naipes significa «comencemos otra vez», para ponerle coto de una vez a esté insensato conflicto entre las fuerzas de la producción y el gobierno. Un entredicho que pasa de castaño oscuro y que puede llevarnos a situaciones indeseables, por no citar palabras de los representantes de la iglesia que ya están creyendo vislumbrar un grave conflicto social. El gobierno debe juntar la baraja y dar de nuevo, retrotraerse a los días previos al conflicto y pactar con el campo lo que fuera, pero marcando antes las reglas del juego, sin sorpresas, sin golpes bajos y sin la avivada que significa el primerear una jugada espiando las cartas del otro. El campo era un sector manso, resignado y esperanzado. Sujeto a los mandatos de la naturaleza y ceñido a las políticas oficiales, siempre mezquinas, nunca suficientes. Un paso adelante, un paso atrás, años de vacas gordas, tiempos de inundación, un toma y daca como la vida misma...
¿Qué pasó?. Hoy al campo se lo ve en carne viva, rebelado y dispuesto a hacer sentir su verdadero poder, ganando las rutas, polarizando los medios, a las instituciones, y a vastos sectores del país que se solidarizan ante lo que consideran un reclamo justo y genuino. Van tras un millón de firmas y las conseguirán con holgura. Quieren el compromiso de la clase política, y si bien no cuestionan la legitimidad de las autoridades electas democráticamente, quieren tener la facultad de cuestionar las medidas que creen desacertadas y pedir, desde la democracia, su inmediata rectificación.
Barajar y dar de nuevo. No es demasiado pedir, y menos aún cuando están en juego factores que pueden llevar al desencuentro y a la desestabilización.