sábado, 28 de junio de 2008

EDITORIAL

La crisis campo-gobierno ha hecho olvidar otros problemas casarenses

areciera que el conflicto que por más de tres meses ha tenido en vilo al país fuera excluyente, al punto que ha dejado de hablarse de los problemas cotidianos, de las carencias urbanas y de todo aquello que nos preocupa, nos molesta y mortifica a los casarenses. Un velo de olvido ha disimulado el caos de tránsito, la locura de las motos infringiendo cuanta norma existe, la inseguridad que no cesa, el concierto de baches que se observa en las calles asfaltadas, algunas de las cuales directamente están a punto de destruirse por completo, tal algunos tramos de la calle Santa Fe, de tránsito pesado, cuyo asfalto está desgranado y en cualquier momento se vuelve intransitable. El conflicto campo-gobierno ha sido el centro de todo, pero la vida continúa y difícilmente las carencias puedan solucionarse con cortes de ruta, marchas o paros. Es menester por lo tanto que retomemos el cauce de la normalidad, y en lo que concierne a nuestras autoridades, comenzar a trabajar en la solución de viejos y nuevos problemas que se presentan a diario y reclaman soluciones, en algunos casos inmediatas. Hemos visto a un Concejo Deliberante muy activo, reuniéndose especialmente y tomando decisiones, comprometido con una causa nacional en apoyo de un sector que sintetiza la esencia de nuestra economía. Sería igualmente importante que las mismas energías, creatividad y visión sean puestas en la solución de esos problemas que mencionamos, y otros tantos que sería tedioso contabilizar pero que los padecemos desde el primero al último de los casarenses.

Se vienen tiempos difíciles para Carlos Casares. La relación gobierno provincial-municipio es probable que quede resentida hasta tanto los canales naturales la reconpongan, no sin hacer uso de la oposición para acercar las partes y lograr la equidad y equilibrio en el reparto de la obra pública. Esto requiere un ejecutivo negociador y talentoso, y un legislativo que deprecie las chicanas y la politiquería de café para lograr coincidencias que permitan arribar a buen puerto. Una tarea acaso descomunal les aguarda a unos y a otros. Es de esperar que estén a la altura de las circunstancias.