sábado, 28 de junio de 2008

ESCRIBE GUSTAVO GROBOCOPATEL

UNA PROPUESTA DE ACUERDO

PARA EL BICENTENARIO

Por Gustavo Grobocopatel
(Presidente de Grupo Los Grobo)

Creemos en la construcción colectiva y el marco del congreso nos parece el más adecuado para sostener un debate que debe ser profundo y de vasto alcance. Quizás haya que desarrollarlo en etapas sucesivas y estructuradas donde deben incluirse, entre otros, los siguientes aspectos:

El rol del Estado en la redistribución de la riqueza y como facilitador para la creación de la misma, y las condiciones que debe tener para ejercer plena y eficientemente esas tareas.

El respeto a las reglas de juego, cuya estabilidad debe trascender los gobiernos de turno.

Dentro de esas reglas debe incluirse el sistema impositivo y de incentivos a las inversiones.

Cómo va a sostener Argentina el Federalismo y el sistema republicano.

Cómo se facilitará la integración de Argentina a las cadenas globales de bienes y servicios.

Cómo ayudar integralmente a los pequeños productores a partir de la implementación de políticas de Estado adecuadas y que permitan destacar la importancia de su rol social y cultural para la Nación.

Cómo desarrollamos un Estado y una sociedad que se adapte a los cambios. Una democracia más participativa, mayor control ciudadano. Cómo hacemos que más gente se interese por la cosa pública.

Para no caer sólo en conceptos nos permitimos compartir algunas ideas que esperemos sirvan para enriquecer el debate y llegar al mentado y necesario «Acuerdo del Bicentenario».

Cualquier decisión debería basarse en consensos lo más amplios posibles. Estos consensos deben ser fruto de un proceso colectivo donde, entre lo diverso y en diferentes ámbitos, se construya una Visión Compartida. Algunos comentarios y recomendaciones al respecto inspirados en un documento del Banco Mundial:

Contar con una visión nacional es fundamental para cerrar la brecha entre el corto y el largo plazo.

Los acuerdos son más viables y operativos cuando son producto de una visión.

El primer requisito es tener un diagnóstico compartido.

La visión se basa en ese diagnóstico y en la comprensión de los paradigmas.

La visión debe ser holística, equilibrada. Debe reflejar y reconciliar la multiplicidad de intereses pero deben identificarse las prioridades.

Los avances parciales permiten construir una confianza gradual entre los actores.

La visión es un proceso de facetas múltiples que se construye con base en la participación y compromiso activo de los actores principales.

Cada actor es capaz de trascender a sus intereses personales sin dejarlos de lado.

Debe haber un compromiso activo de los participantes, en caso contrario el documento es una carta muerta.

El formato debe ser adaptado a las necesidades del país y a los actores.

El éxito depende de los tópicos a abordar y el ámbito en que se realizará el diálogo y la negociación.

Deben constituirse numerosos foros para el diálogo.

Hay que considerar las diversas capacidades de los participantes, apoyar y capacitar a los más débiles.

Las estructuras institucionales pueden manejar los conflictos y compensar a los actores que puedan sufrir pérdidas en el corto plazo como resultado de las reformas.

El sector privado debe participar activamente. Es necesario mejorar los marcos regulatorios.

Los gobiernos deben invertir en Instituciones para facilitar el proceso de diálogo político y social.

Se fortalece cuando participa la sociedad civil organizada.

La existencia de un órgano formal dentro del parlamento que realice un seguimiento y evalúe los avances ayuda de manera importante a diseñar e implementar una visión nacional.

Debe haber transparencia y calidad política.

Debe haber apoyo de las organizaciones internacionales.

Un ejemplo de lo que podría ser una visión compartida es el Decálogo de los Países que Crecen y se Desarrollan en la globalización, que nos legara el Prof. Francesco Di Castri, quien fuera entre otras cosas director de la UNESCO, durante su última visita a Argentina.

1) Gobiernos que han aprovechado la apertura para hacer cambios estructurales profundos en la función pública, los sistemas de educación, formación e investigación, los sistemas tributarios y de jubilación, los servicios bancarios.

2) Gobiernos que han propiciado un desarrollo específico y «sobre medida» a las características del país, evitando las simples imitaciones estereotipadas e ideológicas, tomando el ritmo de reformas que les era congenial, y resistiendo a veces a las presiones exteriores, aunque sea de organismos de financiamiento internacional.

3) Desarrollo importante de los sectores tecnológicos, de los servicios informáticos y financieros, y del turismo internacional. Acento puesto en el marketing y el benchmarking.

4) Grandes inversiones en capacitación, formación e investigación, dando énfasis a la calidad y a la selección, a la innovación, a la relevancia nacional de los resultados (incluso en lo que respecta la evaluación estricta de carreras académicas, basadas ellas en la meritocracia) y a los contactos entre los sectores académicos y aquellos de la empresa privada. Desarrollo del Capital Social.

5) Fortalecimiento y apreciación pública de la cultura de la empresa, como base para el desarrollo de un país. Simbiosis de las tres culturas, aquella literaria, artística e histórica, aquella científica y tecnológica, y aquella de la empresa y de la acción, como base para afirmar la identidad cultural de un país.

6) Políticas económicas con una atención constante y permanente a los problemas del empleo, no a través el simple asistencialismo o la subvención a empresas no competitivas, sino por la formación permanente y una posibilidad de reciclaje hacia sectores en expansión (the enabling society). «Alfabetización al desarrollo». Eventualmente, aprendizaje a distancia (e-learning).

7) Descentralización, estatutos de autonomías administrativas y fomento de la gobernabilidad local (local empowerment), haciendo amplio uso de las nuevas facilidades proporcionadas por las tecnologías de la información. Flujos transversales, y no verticales y jerárquicos, de la información.

8) Principio de subsidiaridad, es decir, decisiones tomadas al más bajo nivel jerárquico posible, en consideración al tipo de problema por resolver.

9) Constante gradualización y contextualización de los cambios estructurales, teniendo en cuenta tanto la situación nacional como la internacional. Manejo adaptativo (Adaptive management).

10) Esfuerzos y mecanismos hacia la cooperación económica y política en el contexto de grandes agrupaciones regionales.

Si algunos de estos aspectos pueden ser desarrollados y transformados en políticas públicas que inspiren y motiven a la sociedad, esta crisis no fue en vano.

Creemos que en 3 años Argentina puede - y debe - llegar a duplicar sus exportaciones, crecer mucho más, sustentablemente, disminuir la pobreza e indigencia, tener hambre cero.

En los últimos años hemos desarrollado un modelo de negocios competitivo, inclusivo, integrado y sustentable social, ambiental y económicamente, estimulamos a los emprendedores, hicimos nuevas pymes, las ayudamos a convertirse en grandes compañías, incorporamos innovaciones tecnológicas y organizacionales, preparamos a nuestros talentos (más de 6.500 horas de capacitación anual), otorgamos más de $ 46 millones en avales a través de nuestra SGR, le dimos transparencia y comparabilidad a nuestra empresa, demostramos que una empresa familiar Argentina puede trasnacionalizarse y vender servicios al exterior.