"Me invitó a tomar mate entre los
Los pobladores de la localidad de Daireaux aún no lograr salir de su horror y el estupor que les ha causado el asesinato y descuartizamiento de un vecino, perpetrado por su propio hijo, quien en un acto de extrema locura cocinó y comió parte de sus órganos.
Como todo parecía salir de la más truculentas novelas o películas de terror, y ante la posibilidad de que se hubieran exagerado los hechos, fruto de la fantasía popular, nuestros cronistas trataron de entrevistar a personas que estuvieron en el lugar de los acontecimientos, más precisamente en la casa donde ocurrió la espantosa tragedia.
A TOMAR MATE ENTRE LOS RESTOS DISEMINADOS
La fuente a la cual recurrimos es incuestionable. Nos decía que el relato del vecino que concurrió a visitar a la víctima Raúl Prudencio Piñel, es espeluznante. Que el hombre golpeó a la puerta con intenciones de saludar a su amigo y vecino, siendo atendido por su hijo Raúl Ernesto Piñel, a quien conocía. Que el muchacho (tiene 33 años) lo recibió con las manos manchadas con sangre, pero pensó que tal vez habría carneado un pollo o trozando carne. Lo hizo pasar y lo invitó a tomar unos mates con toda amabilidad. No es cierto que lo haya invitado a comer como se dijo. El hombre horrorizado vio en el piso huellas de sangre y restos de un cuerpo humano, entre ellos la columna vertebral, y un olor a carne quemada que impregnaba todo el ambiente. Al ver ese espantoso panorama le quedaban dos cosas por hacer, o le preguntaba al joven qué es lo que había hecho y entraba en un terreno espinoso, o se iba aprovechando que el hijo de su vecino estaba tranquilo, para nada agresivo. Optó por esto último, se disculpó diciendo que iba a regresar más tarde cuando estuviera su padre. El hombre prácticamente huyó de la casa y horrorizado le comentó el hecho a otro vecino, llamando ambos a la policía, que estaba a un par de cuadras del lugar. Al llegar ésta el asesino les franqueó la puerta siendo detenido de inmediato sin que opusiera resistencia. Allí, diseminados por toda la casa había sangre y restos humanos, en la salamandra quemándose una parte, algunos en el piso y en una olla sobre la cocina órganos humanos y restos en la vajilla que allí se encontraba, lo que no permitía abrigar dudas de que el asesino hubiera comido parte de ellos.
«ESTÁ RELOCO»
Ante nuestra pregunta a un jefe policial de cómo es que le dieron permiso para salir siendo que se comentaba que el asesino no estaba en sus cabales, nuestro informante nos dijo: «Es que los permisos los da un Juez, aunque claro, mediando un informe del servicio penitenciario, por lo que deben haber estimado que el hombre estaba en condiciones de salir» . Otra fuente policial estimó que para hacer lo que hizo, el asesino «está reloco, no existe otra explicación posible». Ante su detención se mostró sereno, como si hubiera hecho lo que tenía que hacer. Deducen que hubo con su padre una pelea de por medio que fue la que precipitó la tragedia. Se dice que cuando Piñel cometió el robo calificado por el cual fue preso, su padre facilitó su detención, pero ello no estaría probado.