miércoles, 19 de agosto de 2009

EDITORIAL

¿Es conveniente aplicar multas tan altas?

Es evidente que el gobierno de Scioli decidió endurecer la Ley de Tránsito provincial con un decreto que castigue fuertemente el bolsillo de los infractores, que en la jerga popular –dicen- es el órgano que más duele. ¿Pero realmente es conveniente elevar tanto las multas?. ¿No generará acaso un efecto a la inversa, haciendo más complicada la gestión de cobro, y paralelamente fomentando algún tipo de arreglo entre funcionarios e infractores para evitar la multa?.
Todo se ha visto en el mundo del Señor, por lo que toda suposición o especulación puede ser válida.
Una multa que por la gravedad de la infracción pueda llegar a los $ 3.200 se convierte en impagable en algunos casos y de muy difícil cumplimiento en otros. En nuestra ciudad cruzar un semáforo en rojo es una infracción tan común como repetida, y si se realizaran controles de alcoholemia, los fines de semana una buena parte de quienes conducen mostrarán estar semialcoholizados o alcoholizados. Lo mismo ocurre con el caso de los motociclistas, que en el 90% o más circulan sin casco y muchos en exceso de velocidad, sin contar las múltiples infracciones de otro tipo que cometen. Las multas actuales son tal vez muy reducidas, pero al menos algunos las pagan. Si esas multas se elevan a $ 160, $ 240 o $ 320, en el juzgado de faltas encontrarán una fuerte resistencia y probablemente una mayoría jamás lleguen a cobrarse.
En el caso de las multas muy altas es probable que los infractores recurran a la justicia ordinaria interponiendo todo tipo de recursos y no pocas chicanas a fin de lograr una resolución que las deje sin efecto.
Preguntábamos al comenzar la nota si con la aplicación de una norma tan dura no se fomentaría el arreglo entre funcionarios e infractores. Lo que vulgarmente se llama coima, consistiendo dicho arreglo en que mediante una suma de dinero sensiblemente menor a la multa que corresponde se rompa la boleta de infracción, y “aquí no ha pasado nada”.
Tal vez más efectivo que una gruesa multa, sea, en los casos medianamente graves y graves, secuestrar el vehículo por un tiempo determinado sin perjuicio de que se aplique una multa razonable.
Desde distintos sectores se escuchan voces de reprobación a la norma sancionada, ya sea de ciudadanos comunes como desde las municipalidades, advirtiendo todos sobre los inconvenientes que sin duda alguna se presentarán en su aplicación.
Los que sí deben endurecerse, en especial en Casares, y en eso estaríamos todos de acuerdo, son los controles de tránsito a fin de evitar el desquicio generalizado que convierte a las calles de nuestra ciudad en tierra de nadie donde cada uno al volante hace lo que se le antoja.