Si hay miseria que no se note...
Dicen que el dinero para lo único que sirve es para gastarlo. Y en realidad es así, aunque el fomentar el ahorro no está nada mal, pero dentro de una mentalidad previsora, a fin de estar a resguardo de algunas contingencias, pero el guardarlo y luego vivir miserablemente no tiene sentido.
Los casarenses, tal vez por la época de bonanza por la que están atravesando algunos sectores, y los indicadores económicos positivos, se están dando los gustos. Construyen excelentes casas, tienen muy buenos autos y camionetas, viajan, y en lo que pueden viven mejor. Llama la atención la cantidad de autos y camionetas importados de alta gama cuyos valores en dólares meten miedo. Pagan por ellos 50, 60, 80 y hasta 120 ó 140 mil dólares, y se pasean ufanos disfrutando de sus espectaculares prestaciones. ¡Bien que hacen!, esos disfrutes antes reservados para los famosos o que solo se veían en las películas, han pasado ahora a ser parte de la cotidianeidad, gracias a que todo anda mejor.
No por este comentario, que tal vez sea frívolo, debemos dejar de reconocer que otros sectores aún siguen sumergidos, con carencias notables y piden a gritos medidas que los incluyan en esta sociedad marcada por las diferencias.
Pero a lo que nos queríamos referir era a los cambios en la calidad de vida de sectores medios, medios altos y altos, que hoy disfrutan las bondades de un mundo insertado en la tecnología, en el conocimiento y en el progreso sostenido.
Gracias a Dios de aquellos esforzados chacareros que llegaban desde el campo cada 15 días en sus sulkys o charrets, que cargaban bolsas de galleta y vivían de la magra producción de sus quintas y gallineros, y nunca lograban salir de la pobreza, hoy solo queda el recuerdo. Los tiempos han cambiado, y para mejor. Por eso ver pasar a un hombre de campo en una camioneta «doble pechuga» o en un auto alemán al que solo le falta hablar, produce satisfacción y alegría, obviamente sin dejar de reconocer que hay quienes, y muchos, aún lejanos de esos placeres, de los cuales hay que ocuparse.