sábado, 6 de agosto de 2011

editorial

LA PERSECUCIÓN, LA ÉTICA Y LA POLÍTICA

Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío. La persecución es prima hermana de la venganza.

La ética puede, cuando existe criterio, evitar tanto la persecución como la venganza.

No es nuevo en la política que se persiga con un deseo de venganza a aquellos que, prestando servicios en determinado gobierno, trabajen desde adentro como opositores.

Casares tiene sobrados ejemplos de persecuciones y venganzas de ese tipo. De uno u otro partido político. No existen excepciones.

También tienen ejemplos referidos a aquellos que, fuera de toda ética y consideración, conspiran con sus actitudes contra aquellos que le dan de comer. Y fueron, son y serán muchos...

Mezquindades que tenemos los seres humanos.

Moneda corriente que se ve aquí y allá, que desnuda sentimientos encontrados, agita pasiones y muestra miserias de la vida cotidiana.

Existen remedios?. Claro que existen. Se puede llegar a ser infiel en política, pero jamás ingrato. Basta un pedido de licencia, correrse para evitar confrontar, y después que pasó la marea retomar el camino, o no, si las diferencias fueran tan abismales.

Y por el otro lado... ¿a qué dar lugar a la persecución, tiñéndola de venganza?. Hay que dejarlos, si no avisaron no son importantes, el que avisa no traiciona, y si son ellos los que se sienten traicionados, deben irse...

Este escrito que parece un galimatías, tal vez lo sea.

Porque entender el comportamiento de los seres humanos es a veces muy complicado y difícil.

El cambio de funciones de un empleado municipal que ocupaba un cargo político y sus implicancias, mueve a esta nota. Los que se rasgan las vestiduras en el comentario y la condena, no resistirían en su empresa privada un empleado que conspire desde otra empresa competidora.

Lo que no es una justificación a la medida tomada.

La explicación es política. Y en política todo tiene explicación.

Lo sucedido quedará para el anecdotario casarense.