miércoles, 12 de octubre de 2011

EXPLOTÓ UNA GARRAFA


Una vela al Gauchito Gil ocasionó otro incendio

SE QUEMÓ PARTE DE UNA VIVIENDA EN EL BARRIO ESPERANZA. LA PÉRDIDA DE GAS DE UNA GARRAFA HABRÍA TOMADO CONTACTO CON LA LLAMA DE LA VELA.

En una modesta vivienda del barrio Esperanza, en el cual se domicilia el joven vecino Cirilo Haitzhaguerre, de 30 años, estalló una garrafa en ausencia de su morador. Las llamas destruyeron parte del cielorraso, muebles y otros elementos que había en la habitación donde se originó el fuego. La rápida acción de los vecinos evitó que se quemara la casa.

UNA VELA AL GAUCHITO GIL...

Nuevamente, como ocurriera días pasados en una vivienda del barrio El Progreso, una vela encendida al Gauchito Gil fue la causante del siniestro. El ocupante de la casa le explicaba a nuestro cronista que habitualmente enciende velas al Gauchito Gil, pero siempre tomando medidas de precaución para evitar un incendio. «Lo que no sabía, o no me di cuenta -decía Izaguirre a El Oeste- es que allí cerca había una pequeña garrafa que habían dejado los albañiles que están trabajando en la casa». La deducción es simple, es muy probable que dicha garrafa haya tenido una pérdida, la que al entrar en contacto con la llama de la vela, la hizo estallar. Para colmo, los bomberos, por algún error de comunicación, salieron para otro lado, por lo que tardaron más de lo usual para llegar. «Menos mal que los vecinos apagaron el fuego, que si no se me quema toda la casa», le decía Izaguirre a El Oeste, quien mostraba los restos la garrafa y otros elementos quemados que había sacado al patio.

Es evidente que el Gauchito Gil no tuvo la culpa...pero ya es la segunda vez en pocos días que velas encendidas al mítico gaucho correntino provocan el incendio de viviendas. El 25 de septiembre el fuego devoró parte de la casa de doña Antonia Atorrasagasti, y ahora este nuevo incendio. Es de reiterar que se deben extremar todas las medidas de prevención cada vez que queda una vela encendida en una casa, en ausencia de sus moradores. La fatalidad siempre acecha