miércoles, 5 de octubre de 2011

LA ANTIGUA IMPRENTA BUONTEMP0, CON DESTINO DE MUSEO


El centenario emprendimiento fundado por Don Francisco Buontempo, será parte del Museo de Bellocq.

El destino, en su profesión de noria, girando en el consumo de los espacios cronológicos; el tiempo, con su incesante marcha, sin prisas, pero sin pausas o la vida, acaso la más apresurada de los tres para quemar etapas en busca del final del recorrido, o las ausencias, producidas por la conjunción de esta citada trilogía, son causante de la caducidad de emprendimientos, sueños o esperanzas. Eso es lo que ha pasado con una de las más antiguas imprentas de nuestro medio: Imprenta Buontempo, que se está transformando en piezas de museo.

SU CUNA FUE UN CONVENTILLO...

Don Francisco Buontempo, integrante de una arraigada y reconocida familia de nuestro medio que había sido socio fundador del Club Atlético C. C. y uno de los iniciadores de nuestro referato futbolero, inicia su actividad de imprentero a fines de la primer década o comienzos de la segunda, del año 1.900. En el conventillo conocido como «las 14 Provincias», ubicado en Pringles (hoy Chacabuco) y Maipú, donde también funcionaba el comité Radical de Graciano Ordoqui, con una «Minerva» y una máquina manual para hacer tarjetas, dio inicio la imprenta que llevaría su nombre.

Al poco tiempo la esquina se vendió y se trasladó media cuadra mas adelante, sobre Maipú (frente al domicilio de don Ignacio Zubeldía). Como la vieja edificación, de pisos de madera, era inconveniente para el funcionamiento de su emprendimiento, se trasladó a la calle Soler, pegado a la familia Beraza, de donde tiempo más tarde se fue a la Avda. Robbio (hoy 9 de Julio), frente a Fotografía Sadovsky y al lado de Tienda Meichen. Ya estábamos en los comienzos de la cuarta década de 1.900 y su hijo Carlos Alberto, Beto, estaba al frente de la imprenta, para siempre, como don Francisco como asesor y encargado de encuadernaciones. Fue entonces cuando compran una vieja y amplia vivienda en la calle Güemes, donde había funcionado la Escuela Nº 8 a cargo de Félix Plaza y Carlota Gómez de Plaza, encontrando su domicilio final.

SERÁ PARTE DEL

MUSEO DE BELLOCQ

Allí funcionó hasta hace unos años, cuando hace un lustro, el bueno de Beto, emprendiera el viaje hacia donde solo se regresa siendo recuerdo. La empresa había sido puesta por Carlos Alberto Buontempo a nombre de su segunda esposa. Ofelia Carrizo. Sus puertas se cerraron para siempre, y aquel espíritu alimentado a papel, tinta y letras quedó bajo llave hasta que su dueña desidiera, para evitar un deterioro progresivo que se iba adueñando de las maquinarias de la centenaria imprenta (las de su inicio y otra más modernas que había incorporado Beto, pero antiguas, hoy) decidió donarlas a la Dirección Municipal de Patrimonio, para ser destinadas a algún Museo. La activa y eficiente Directora de Patrimonio, Adriana Bessone, luego de un estudio de posibilidades y evaluación de conveniencias de funcionamiento, decidió crear una sala que llevará el nombre de la imprenta, en el Museo de Bellocq, hasta donde se están trasladando los valiosos elementos de esta empresa que tanto tuviera que ver con la historia y marcha de nuestra comunidad.