La policía permite que la gente compre en La Salada y en la ruta les secuestra la mercadería
La famosa feria «La Salada» está ubicada en la provincia de Buenos Aires, en las inmediaciones de Puente La Noria, partido de Lomas de Zamora. Allí, es bien sabido, concurren diariamente miles de personas a comprar mercadería de todo tipo, en especial textiles y calzado deportivo a precios irrisorios de marcas famosas, obviamente falsificadas o «truchas» como se les dice. La gente va con toda libertad, llena sus bolsas, paga en efectivo y regresa a su lugar de origen. En la feria la policía no los molesta para nada. De ello pueden dar fe innumerable cantidad de vecinos casarenses, algunos habitués a dicha feria o pintoresco mercado. En apariencia todo es legal, permitido, hay vigilancia, se ve policía, nada dice que uno estuviera cometiendo un delito o fuera cómplice del mismo.
Pero en lo que se rebela como un comportamiento insólito, por no usar adjetivos por los que el Código Penal fija severas penas, la policía de Lomas de Zamora, o mejor dicho la policía provincial, hace la vista gorda en esa feria que es su jurisdicción, mientras la policía de Casares y de otros pueblos vecinos, todos de la provincia de Buenos Aires, tienen orden de detener en la ruta a los colectivos y combis que vienen de la feria La Salada y les secuestran la mercadería que consideran «trucha», por lo general de marcas muy conocidas cuyos precios en sus bocas de expendio son siderales. Algo insólito y hasta vergonzoso. Quienes presuntamente roban, evaden impuestos, falsifican o cometen infracciones a la ley de marcas no tienen problema alguno, desarrollando sus actividades en forma normal y cotidiana. En cambio aquellos que concurren atraídos por los buenos precios y adquieren mercadería que está a la vista, y hasta con facturas, terminan procesados o al menos imputados en algún tipo de infracción o delito, al ser detenidos por la misma policía que en el lugar donde adquirieron la mercadería les daba seguridad, avalando con su presencia la legalidad del lugar.
Un buen ejemplo del Reino del Revés,de María Elena Walsh, en el que un ladrón es vigilante, y que otro es juez. No nos acostumbremos ¡por favor!, a vivir de esta manera.