
Personajes
SAN BURLANDO: EL ABOGADO REDENTOR
Fue el abogado de Maradona, Giselle Rímolo y los asesinos de Cabezas, entre otros polémicos clientes, pero estudió Derecho porque no pudo ser piloto de
Tiene un zoológico privado en su quinta y 14 autos de lujo y de colección. Se jacta de ser amigo de Menem, también de Duhalde. Pese a que le ofrecieron varias veces ser candidato a intendente de
Fernando Burlando es una marca registrada. Cada detalle de su lujoso estudio está pensado para que nada compita con él: el logo, por ejemplo, es un círculo con sus iniciales y representa el centro del universo. “Fernando es la única vedette”, confirma el arquitecto que diseñó el edificio inteligente de Burlando, ubicado a metros de los tribunales platenses.
Vestido con un traje negro a rayas de una reconocida marca europea, peinado con gel y sentado en un confortable sillón de cuero, el abogado platense, hijo de un ex juez correccional, parece disfrutar de un poder omnímodo. Burlando nació hace 43 años en la misma ciudad que sus padres y abuelos; tiene dos hijas adolescentes, María y Delfina, y está casado con una profesora de Educación Física. Estudió abogacía porque un problema en el ojo izquierdo le impidió ingresar a la aviación militar, como dos familiares suyos. “En su momento fue una elección por descarte, pero no me equivoqué. Hoy no podría hacer otra cosa, aunque el pilotaje me gusta.” Piensa por un instante y sin vacilar, afirma: “A mí me gusta manejar cualquier cosa: desde un vehículo hasta una situación”.
La validez de su respuesta se comprueba empíricamente: en el garage del estudio suele haber un Porsche 911; Burlando es el dueño de
Alfredo Pesquera, acusado de provocar la muerte del cuartetero Rodrigo Bueno en
A fines de los ´90, el juicio por el homicidio de José Luis Cabezas lo catapultó a los primeros planos. Defendió a los horneros, los cuatro vecinos del barrio platense de Los Hornos finalmente condenados por secuestrar y asesinar al fotógrafo de la revista Noticias. Burlando consiguió años más tarde que ninguno de ellos quedara tras las rejas.
Encomiado por su tecnicismo y sus innovadoras estrategias para revertir procesos judiciales complejos, Burlando se convirtió en el defensor de aquellos a los que muchos creen condenados antes de entrar a los tribunales: su amigo Diego Maradona, Giselle Rímolo, Horacio Conzi, el banquero Francisco Trusso y hasta los gerentes de Skanska, a los que les consiguió la libertad a cambio de millonarias indemnizaciones.
“Lo bueno es defender a gente que cree que su problema no tiene solución –dice el abogado–. Me motiva defender casos complicados, con los que la opinión pública no está comprometida. La gente nos elige porque cree que le vamos a resolver el problema en el corto plazo.” Admite, sin embargo, que, aunque trata de actuar siempre profesionalmente, “uno siempre se sensibiliza. Por ejemplo, tengo un gran respeto por la familia Cabezas. Ellos saben que he tratado de hacer las cosas bien. La madre de Rodrigo, cuando viene a Buenos Aires, siempre pasa a saludarme.”
Se lo ve obsesionado por saber todo lo que ocurre en los
Su secretaria privada le comunica que Ernesto “Tecla” Farías, el ex goleador de Estudiantes y de River que hoy juega en Portugal, está en la recepción. “Decile que me espere un rato que estoy en medio de una entrevista periodística”, ordena con tono suave pero imperativo. Cuando Estudiantes luchaba por no descender, Burlando quiso postularse a la presidencia del club. Ya no tiene esa ambición. “Actualmente hay una dirigencia seria y el destino de Estudiantes está bien manejado. Mis intenciones de ser presidente fueron en otra época, cuando el club estaba muy mal.”
Varias veces, cuenta, le ofrecieron ser candidato a intendente de
Burlando es amigo del ex presidente Carlos Menem. “Con él estuve comiendo hace diez días. Pero también soy amigo de (Eduardo) Duhalde”, agrega.
Critica la gestión de Cristina Fernández. “Quiero que le vaya bien, pero hay estilos que no se corresponden con la actualidad.” Sobre el conflicto entre el gobierno y el campo, dice que le hubiera gustado que
Pasadas las once de la noche, en la recepción hay tantos clientes para ver a Burlando como si recién comenzara a atender. Sus rostros denotan preocupación y angustia, sentimientos que el abogado platense asegura nunca haber sentido. Tal vez por eso, tantos lo contratan.