sábado, 21 de marzo de 2009

REPORTAJE EXCLUSIVO






LA SOLE


De Arequito al mundo, pasando por Carlos Casares.



Es santafesina pero su popularidad traspasó las fronteras provinciales y nacionales. A los 15 años debutó en el Festival de Cosquín, y a los 28 se casó con Jeremías Audoglio. Confiesa que denominó Folclore al último trabajo discográfico para evitar que la gente le preguntara por la calle si continuaba cantando chacareras y zambas.
13 de Octubre de 1996. Los organizadores de la Sociedad Rural de Carlos Casares y los medios de comunicación locales promocionan la actuación de Soledad. En la ciudad, son pocos los que han oído hablar de ella. Los informados no saben más que revolea un poncho, y que es oriunda de un pequeño pueblo santafesino. Su presencia en la ciudad, Cuna del Girasol argentino, no despierta el interés que días más tarde logrará entre los casarenses.
Al final del recital, todos los espectadores que habían concurrido al predio de la Rural hablaban de La Sole como si la conocieran desde toda la vida. En menos de una hora, la magia de las hermanas Pastorutti descendió sobre Carlos Casares con una fuerza indescifrable.
Los clubes de fans del “huracán santafesino”, denominación que le dieron los medios por su potencia arrolladora, se reprodujeron por el país con una velocidad inusitada, y nuestra ciudad tampoco quedó al margen de ese fenómeno social. Un grupo de amigos, encabezado por la carismática María Cuesta, decidió seguir a las hermanas santafesinas por todo el país.

- Sole ¿Cómo manejás la relación con tus fans? ¿Tenés tiempo de visitarlos?
- Al comienzo, y vos conocés a una de ellas, que es María Cuesta, la relación no era del fanático con el artista. Eso comenzó en 1997. Yo soy una persona que le doy mucho a la gente pero también a partir de un momento empecé a pensar mucho en mi familia, porque estoy muy poco tiempo en mi casa.

- ¿Qué cosas cambiaron en tu vida desde 1995, año de tu comienzo profesional?
- Físicamente mucho, y en el repertorio también. Llevo 10 discos grabados, y hay veces que uno se cansa de cantar siempre lo mismo.
Uno se va profesionalizando, y hay cosas que en aquel momento no entendía. Tampoco pasaba lo que pasa ahora cuando llego a un festival, donde el público espera la figura. Antes caminaba entre la gente hasta que subía al escenario.


En Enero de 1996, las hermanas Soledad y Natalia Pastorutti, vestidas con chalecos y bombachas negras pisaron por primera vez el escenario Atahualpa Yupanqui de Cosquín. La popularidad alcanzada el año anterior en las peñas de los alrededores fue la carta de presentación de las hermanas para lograr la convocatoria al escenario mayor. Esa noche, una multitud bailó al ritmo de “A don Ata”, “Pilchas Gauchas”, y “Salteñita de los Valles”.
Ese año grabó con la compañía Sony “Poncho al viento”, y en 1997 llegó el turno de “La Sole”, y de los diez shows en el teatro Gran Rex. Los éxitos de ventas de los dos trabajos discográficos le valió la distinción de Sony por haber superado el millón de copias comercializadas.


- Al comienzo también te acompañaban tus papás en los recitales…
- Mi papá y mi mamá me acompañaban porque yo era muy chica. Desde que todo se profesionalizó y ya que hay muchas personas alrededor mío cumpliendo una función determinada, implica sumarle gente a la banda y a la persona que hace un esfuerzo grande de producción para contratarme. Entonces, tratamos de que mis viejos vengan cuando creemos que es necesario, y cuando ellos tienen ganas.

Vedia, 24 de Enero de 2009.
En el camarín de La Sole, pese a las insistencias de Gonzalo, su manager, y de Jeremías, su esposo, los fanáticos no paran de hablar. Todos quieren retratarse con ella, y para lograrlo hay que esperar el turno. Los flashes de las cámaras digitales no dejan de iluminar su sonrisa sincera y agradable. El bullicio inunda el lugar hasta que la cantante pide silencio. Sus gestos tiernos pueden más que las palabras de sus colaboradores.

Ser padre y madre de La Sole es bastante difícil, aclara en tercera persona. La gente se te acerca y todo el tiempo está ahí. Es como aquella persona que tiene un negocio: no solamente vende algo sino que también tiene que charlar con alguien que muchas veces tiene algún problema.

- ¿Cuándo decidió tu papá cerrar definitivamente el taller y acompañarte en tu carrera?
- Mucho antes de que esto comenzara a darle rédito económico. Mi viejo fue el primero y el único en aquellos momentos que creía en mí. Gracias a esa gran confianza se generó lo que se generó. Él creyó mucho en mí y corrió riesgos importantes.

- ¿Alguna vez te sentiste humillada en algún lugar que no te permitieron subir al escenario?
- No, humillada no. En aquel momento era muy chica de edad para pensar. Siempre le cuento a Horacio Guarany que una vez cerca de mi pueblo había pedido cantar y como cerca de las 4 de la mañana él no llegaba y me pusieron a mí. A la mitad de la primera canción, llegó Horacio y me tuve que bajar. Y hay que bancársela.

- En julio pasado presentaste Folklore: ¿Por qué el énfasis en el nombre?
Porque la gente tiene la sensación de que uno deja de hacer folclore. Después de aquel disco con Emilio Estefan, que fue el más polémico a nivel promoción nacional, mucha gente quedó con la sensación de que yo dejaba de hacer folclore. Me pareció que fue la mejor manera de evitar la gran pregunta…al próximo le voy a poner Sigo revoleando el poncho (RISAS)

- Antes de despedirnos te pido que envíes un saludo a toda la ciudad de Carlos Casares.
- A toda la gente le envío un saludo enorme, y en especial a María Cuesta y a su familia, que siempre han hecho mucha fuerza para que volvamos al pueblo.

Vedia, 25 de Enero de 2009. Jeremías mira impacientemente el reloj mientras La Sole habla distendida con sus fans. Son las tres de la mañana y en los camarines aún continúa la alegría que comenzó horas atrás con su llegada. Afuera, los asistentes bajan rápidamente del escenario los equipos y los cargan en el ómnibus que traslada a la banda. En instantes más, cuando el público se lo permita, La Sole partirá rumbo a Catamarca. Cuando ello ocurra, habrá quedado en Vedia un montón de buenos recuerdos por la presencia arrolladora del huracán santafesino.

POR JUAN JOSÉ PFEIFAUF