miércoles, 26 de mayo de 2010

MOTO SE ESTRELLA CONTRA UN AUTO EN LA MADRUGADA DEL SÁBADO

Pensó que el motociclista estaba muerto

«No fue mi intención abandonarlo, pensé que estaba muerto, me vi preso, no sabía que hacer», diría el conductor del auto «Rauli» Mora (26) al presentarse en forma espontánea con su padre en la comisaría. El conductor de la moto, Renso Iriazabal (21), resultó con múltiples fracturas en piernas y brazo, traumatismo y fractura craneana y desfiguración de rostro. Fue derivado a la Clínica del Sol de Palermo (Capital) donde fue intervenido quirúrgicamente.

Un terrible accidente ocurrió el sábado a la madrugada, alrededor de las 5,15 hs. en la esquina de Avda. Maya y Soler, al estrellarse una moto Yamaha 125 cc. que circulaba por Maya en dirección a las vías, contra un Fiat Spazio que lo hacía por Soler y cruzaba en esos momentos dicha avenida. El impacto fue violentísimo a la altura de la puerta del automóvil. Primero pegó la moto y luego el conductor, que quedó allí tirado sin dar señales de vida. El auto era conducido por el joven Raúl «Rauli» Ricardo Mora, de 26 años, hijo del conocido vecino Sergio «Chupito» Mora, mientras que el conductor de la moto era el joven Renso Andrés Iriazabal, de 21 años.

Trascendió que fue auxiliado por un remisero de la «1200» de apellido Costales que pasaba por allí en esos momentos. Iriazabal fue conducido en ambulancia al hospital local, comprobándose que presentaba la fractura de las piernas, una expuesta, un brazo, también fractura de maxilar, de la órbita ocular, de nariz y pérdida de piezas dentarias, además de un grave traumatismo y fractura craneana. En virtud de la gravedad de las lesiones se decidió su derivación a la Clínica del Sol de Palermo (Capital) , donde fue intervenido quirúrgicamente (se le pusieron clavos en las piernas) y descomprimida la seria lesión cerebral con la colocación de una válvula.

«NO FUE MI INTENCIÓN ABANDONARLO»

Si bien en un primer momento Mora se fue del lugar del accidente dando la impresión de que había abandonado al motociclista para escapar, luego explicaría que al verlo con esas espantosas fracturas, el rostro desfigurado, la cabeza sangrante, y no parecía respirar, pensó que estaba muerto. «No fue mi intención abandonarlo, al verlo así pensé que estaba muerto, no sé...me vi preso, no sabía que hacer, solo atiné desesperado a ir a buscar a mi padre para relatarle lo sucedido y pedirle ayuda. Después ambos fuimos a la comisaría», diría Rauli Mora. Su padre «Chupito» Mora en conversación con nuestro cronista corroboraría lo dicho por su hijo. «Se desesperó porque lo creyó muerto, dijo que en ese momento se le vino el mundo encima, solo atinó a ir a buscarme. Yo mismo lo acompañé a la comisaría. Luego me puse en contacto con sus padres, les dije que el seguro se ocuparía de todo, incluso de alquilarles un departamento y pagarles un hotel en Buenos Aires mientras dure la internación de su hijo. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance, lo principal es que se componga».

CON LA MADRE

EL OESTE se comunicó ayer con Paola Salvador, madre de Renso Iriazabal, la que se encontraba en la clínica junto a su hijo. Estaba más animada porque le dijeron que todo iba bien, que las lesiones eran muy serias pero que todo se iba a arreglar. Lo más grave que era el golpe en la cabeza, y tal vez fuera necesaria una segunda operación, todo dependía de la evolución. Le colocaron una válvula para descomprimir el cerebro. También le pusieron clavos en una de las piernas fracturadas, era necesaria una operación en la otra y probablemente en la muñeca y el brazo también fracturados. En cuanto a la cara tenía fractura en una de las órbitas oculares, también de mandíbula y nariz. «Está muy hinchado, son fracturas, no se ve muy lastimado, no creo que quede desfigurado», nos decía la señora muy esperanzada. Y agregaba: «está sedado pero escucha y oye todo, por eso me piden que no le hable, para que no se inquiete». Cuando le preguntamos si la familia de Mora se ha puesto en contacto con ellos nos dice que sí, y reflexiona: «El chico con el que chocó se asustó y se fue, pobre...pero después se presentó en la comisaría», nos dijo la señora comprensiva.

Acompañaba a Darián García

cuando se mató

Renso Iriazabal y Darián Emmanuel García eran íntimos amigos. Los unía la pasión por las motos, en las que circulaban todo el día. La madrugada fatídica del 5 de febrero en la que Darían García halló la muerte al estrellarse contra el acoplado de un camión mal estacionado o que circulaba a poca velocidad por la ruta 5 (Km. 313,500), Renso Iriazabal lo acompañaba. En esa oportunidad lloró amargamente y sin consuelo la muerte de su amigo. Hoy es él quien está en una sala de terapia gravemente lesionado, aunque afortunadamente todo indica que podrá zafar de las garras de la muerte.