sábado, 12 de junio de 2010

SE SALVÓ DE QUE LO MOLIERAN A PALOS



Esta vez, al ladrón no le fue bien



Robó en la casa del conocido vecino Miguel Picotto, quien al ser advertido por su mujer de que un ladrón había entrado a la casa, salió a correrlo en calzoncillos. No lo ubicó, pero fue a un local nocturno donde, junto a su hijo, consiguió la información que necesitaba. A los pocos minutos lo pescaron, el tipo negó, pero más tarde confesó su delito.


Nuevamente se da un caso de «justicia por mano propia», que bien pudo haber terminado con un ladrón en terapia del hospital o -por qué no?- en la morgue.


EL OESTE en la edición del sábado publicó la noticia de un robo a una vecina llamada Norma Susana Quiroga, sin saber que en realidad el domicilio robado era el del conocido vecino Miguel Picotto, esposo de la nombrada. Como luego nos comentaron que a Picotto le habían robado, nos entrevistamos con él, resultando que se trataba del mismo hecho, aunque con variantes importantes. A continuación transcribimos el relato de Picotto:


«El domingo a las 3,30 horas, entró un tipo a mi casa por una ventana, corriendo el postigo que da al living, aunque unos minutos antes había entrado al quincho, donde robó algunas pertenencias, sacándolas afuera, donde había otro cómplice, de nombre Marcelo, haciendo de campana. El que se metió a mi casa fue el “Panca” Pallero.


Nosotros con mi señora estábamos durmiendo, cuando de pronto ella se levantó al escuchar un ruido. Pensando que era uno de nuestros hijos, lo llamó: «Hugo, sos vos?» y cuando le preguntó por segunda vez un tipo sale corriendo por la ventana que había entrado y Susana allí se da cuenta de que era un ladrón».



«Lo corrí en calzoncillos...»



Y continúa Picotto: «Cuando yo escuché los gritos me levanté y lo salí a correr, así nomás, en calzoncillos, di la vuelta manzana, me metí en la vía pero no lo pude encontrar, volví, me cambié, lo llamé a mi hijo “Pollo”, quien estaba en Roca Mora y le dije que me espere que iba para allá.


Al llegar me enteré que César «Panca» Pallero andaba vendiendo dos revólveres y un MP5, mi hijo lo agarró frente al Club Atlético, le pegó “unos tirones de oreja”, llegué yo y el tipo se tira al suelo y me dice llorando: «señor, yo no le robé, se lo juro», y la verdad que le creí, por lo que le dije a mi hijo que lo deje.


Pero mirá como son las cosas... ese mismo tipo que me pedía por favor en realidad había sido el que había entrado a mi casa y me había robado.


Un rato más tarde, a mi hijo le dan un dato preciso de que Pallero había sido el ladrón, lo encontró y esta vez el chorro le dijo la verdad. Lo llevó hasta la casa de Mauro T..., donde estaban los revólveres y se los devolvió.


Fueron costeando la calle Chacabuco para llegar hasta Arenales, la cual se corta contra las vías, a buscar el resto de las cosas que había escondido ahí. Cuando los cruzamos, yo acompañado con los policías Arbizu y “Pochi” Barreras, paramos, nos bajamos y nos mostró donde estaban las cosas.


La policía lo detuvo y creo que a las 10 ó 11 de la mañana del lunes ya estaba suelto.


Lo que más me indigna es que el tipo se metió dentro de mi casa. Pallero, con semejante susto que tenía, le había contado a mi hijo que él había ido a robar con Marcelo S...., el que hizo de campana y que mi casa se la había apuntado un tal Bartolo, diciéndole que yo tenía plata. Esto está todo declarado en la policía»



N de la R. Picotto dio nombres y apellidos de todos los sujetos que involucra en su relato, que obviamos o pusimos las iniciales, dado que desconocemos si se trata de menores, en virtud de que la policía no los menciona en su informe.


Queda para reflexionar que en cualquier momento puede ocurrir una tragedia. Ya la gente no aguanta más ver que son víctimas de los ladrones y que la justicia no hace absolutamente nada. Pallero tuvo suerte, tal vez recibió algunas «caricias», pero pudo haberle ido mucho peor; no eligió precisamente robarle a un manso.