La boda de Micaela Vicente y Marcos Rosenzuaig
Podríamos decir que fue una boda como tantas, signada por la emoción y la alegría, con todos los aditivos que la convertirán en inolvidable para sus jóvenes protagonistas Marcos Rosenzuaig y la bellísima Micaela Vicente. La ceremonia civil tuvo lugar el viernes en horas de la mañana, oportunidad en que un nutrido grupo de amigos y familiares se congregó en el Registro Civil para acompañar ruidosamente a los novios, recibiéndolos a la salida con una lluvia de arroz. En la oportunidad actuaron como testigos Verónica Irurtia, Valeria Vicente, Martín Tagliabué y Martín Guerriero.
El sábado a las 22,30 hs. tuvo lugar la ceremonia religiosa ante una iglesia repleta de invitados, los que esperaban ansiosos el ingreso de la novia. Micaela, muy emocionada y al borde de las lágrimas, entró del brazo de su padre Adrián Vicente, luciendo un vestido blanco plisado de gasa de seda natural, corte bajo busto drapeado, bordado en cristal. La maquilló Paula Cervatte. Se la veía hermosa y radiante, la felicidad le estallaba por todos sus poros. Marcos la esperaba con su sonrisa enamorada junto a su elegante mamá Alejandra Gatti, que ofició de madrina, quien apenas lograba frenar las lágrimas de tanta dicha contenida
Aunque en realidad, contradiciendo nuestro primer párrafo, no fue una boda como todas…
Hubo allí una protagonista que lejos de ser inesperada, ocupó el centro de la escena, recibiendo ella también la bendición del párroco, quien ofició una hermosa ceremonia, cargada de emotividad, dedicando en sus expresivas palabras un párrafo a ese ser maravilloso que, curiosamente, estaba siendo un testigo privilegiado del casamiento de sus padres. Ella es Renata, y se espera su arribo a este mundo en el próximo mes de febrero.
La fiesta fue un derroche de felicidad
La celebración tuvo lugar en los salones del Club Atlético, reuniéndose allí unos 200 invitados, en su mayoría jóvenes amigos de la pareja, lo que permitía suponer una noche muy movidita, con mucho divertimento. La recepción tuvo lugar en una de las dependencias que hacen de antesala al ingreso al salón, oportunidad en que los invitados degustaron todo tipo de exquisiteces, cócteles y otras bebidas, deleitándose con una suerte de collage en el que se ensamblaban un grupo de fotografías de Micaela y Marcos apenas vestidos, rindiéndole tributo a Renata. Muy impresionante y grato. La belleza de Micaela en esas fotos apabullaba. El efecto que causó en los allí presentes fue de asombro y admiración.