miércoles, 9 de marzo de 2011

EDITORIAL

Carlos Casares es la única ciudad hacia Buenos Aires que no tiene rotonda de acceso.

Los viajeros a Buenos Aires, sea en auto, camión o transportes de pasajeros, pueden observar que todas las ciudades, hasta la Autopista del Oeste, cuentan con rotondas de acceso a las mismas. En algunas ciudades dos y hasta tres, de acuerdo a los accesos de ingreso habilitados.

Carlos Casares no tiene rotondas pese a que habían sido proyectadas al menos dos cuando fue anunciada la frustrada autopista Luján-Carlos Casares. Todo hace pensar que aquel proyecto que luego se cayera, contemplaba la construcción de rotondas como paso previo a la obra de la autopista, con la firme intención de comenzar a cobrar los peajes correspondientes. Una triquiñuela, que le dicen, con la cual se han beneficiado 9 de Julio, Bragado (Alberti la había hecho con antelación), Chivilcoy, Mercedes y Luján.

Una rotonda, además de direccionar los vehículos, es esencial para evitar los cruces peligrosos y excesos de velocidad en las entradas a las ciudades, causantes de tantos accidentes, muchos de ellos trágicos.

Es por lo tanto perentorio realizar los reclamos correspondientes ante el gobierno nacional, del cual depende la ruta 5, para que a la mayor brevedad sean construidas en Carlos Casares las rotondas que exige cada acceso a la ciudad. Es una gestión que debe realizar el gobierno comunal, y sumársele las instituciones de nuestra comunidad, como un reclamo legítimo que tiene como fin brindar seguridad no solo a las comunidades por las cuales atraviesa la ruta 5, sino a quienes transitan por ella.

Basta observar el tránsito de vehículos frente a nuestra ciudad, para comprobar que son contados los conductores que aminoran la marcha respetando las velocidades máximas dispuestas para cuando se transita frente a un centro poblado. Son mayoría los vehículos que pasan a velocidades excesivas, algunos alocadamente, sin nada que los detenga, y al decir nada, nos referimos a obras que como las rotondas, obligan a detener la marcha y a circular prudentemente, aunque a veces moleste a aquellos que quieren tener el camino libre para acelerar sin inconvenientes.

Hay obras que son necesarias y otras que son muy importantes. Las rotondas son necesarias y también muy importantes, porque además de ordenar y direccionar el tránsito como decíamos, ponen en caja a aquellos infractores que no se disciplinan si no tienen delante una valla, algo que los detenga. Así se evitan accidentes con su secuela de heridos y también de muertos.

Los accesos a nuestra ciudad tienen su prontuario negro. Muchos vecinos y circunstanciales viajeros han pagado con su vida por imprudencias propias y ajenas.

Gestionen por favor esa obra que nos adeudan. Y pidan, si fuere necesario, el apoyo y colaboración del conjunto de la comunidad. Tendrán seguramente una respuesta positiva.