Demarco: ¿Inocente o culpable?
Demasiado prematuro todavía como para prever cual será el veredicto del jurado. El lunes y ayer martes declararon numerosos testigos del juicio oral que se le sigue al locutor radial Norberto Demarco, por el asesinato de Virginia Peñaloza, de 26 años, y sus tres hijos menores en la noche del 20 de octubre de 2005. Los cuatro murieron carbonizados en el incendio de una modesta casa en el barrio El Progreso. El último en estar con ellos fue Norberto Demarco. El fiscal Flores sostiene que es quien los asesinó, y con el concurso de 70 testigos y otras pericias, piensa demostrarlo. Dijo que intentaría acreditar que la noche del jueves 20 de octubre de 2005 Demarco salió de la radio de la que era propietario y director (FM Cielo) y llevó a Virginia Peñaloza, su empleada y supuesta amante, a la casa de la madre de la mujer para recoger a los tres hijitos de ésta; los chicos tenían 6 y 5 años y alrededor de 18 meses la más chiquita.
En el Renault 6, propiedad del acusado, fueron hasta la casa de Peñaloza, en la calle Malvinas Argentinas al 200. Que allí, una vez que la mujer y los pequeños entraron, Demarco sacó un bidón con nafta de un Ford Falcon que estaba en el lugar, roció la casa y le prendió fuego que le causó a él también algunas quemaduras .
A su turno, el defensor Roberto Bigliani dio por segura la inocencia de su cliente y pidió para él la absolución.
Por su parte Demarco sostiene su inocencia. «La justicia me dará la razón», dice confiado.
El Tribunal está constituido por los jueces Alejandro Gutiérrez (en la presidencia), Gabriela Martínez y Marcelo Centeno, el fiscal Flores ( lo asiste su secretario Carlos Alberto Auzá) ratificó los términos de la acusación y la carátula.
ALGUIEN INICIÓ EL FUEGO EN FORMA INTENCIONAL
Dentro de los16 testigos que desfilaron el lunes, fueron escuchados los testimonios del bombero Verón y otros bomberos. Sus relatos -a grandes rasgos- fueron plenamente coincidentes. Relataron que esa noche alertados, alrededor de las 22.45, del siniestro, fue primero una dotación y luego otra de refuerzo. Llegado al lugar, se encontraron con “un incendio totalmente declarado”; esto es la casa envuelta en llamas que se elevaban unos dos metros saliendo por el techo derrumbado, por puertas y ventanas.
De lo escuchado se podía recrear la experiencia tremenda vivida por los voluntarios que acudieron al llamado pensando -como era lógico- que se trataba de un incendio de vivienda, nada más.
Pero había algo más que se constituyó en una experiencia imborrable. Cuando lograron bajar las llamas y pudieron entrar en la casa siniestrada y pasar a lo que había sido la cocina, encontraron los cadáveres en distintos grados de calcinación
El testimonio de los bomberos se complementó con la proyección de un video logrado cuando sacaron los cuatro cuerpos calcinados.
El fiscal insistió con el detalle de la ubicación de los cuerpos. Sintéticamente, los voluntarios explicaron que Virginia Peñaloza “ estaba semisentada en el suelo, a la derecha de la puerta que da atrás; sobre una de sus piernas estaba el cuerpo de la más chiquita, “… otra criaturita estaba debajo de la tabla de planchar, agarradita de los travesaños, y la otra estaba más allá, sobre un colchón quemado.”
Estos testigos fueron insistentemente interrogados si habían percibido olor a combustible, si habían visto algún bidón, o el Falcon o a Demarco y en todos los casos respondieron negativamente.
Ante otro tipo de preguntas referidas a lo que hubieran podido ver o sospechar, los voluntarios respondieron con absoluta firmeza y precisión profesional. Fueron a apagar un incendio, que para eso se han preparado. No les corresponde hacer un peritaje ni tejer hipótesis. Especificaron que los peritos (bomberos) llegaron como una hora después que ellos habían retirado los cuerpos.
Por otra parte, aunque medidas, fueron muy vívidas las palabras que trataron de esconder la memoria de lo que se puede sentir al levantar cuerpos quemados, de manera especial los de las criaturas. “Los sacamos, los tapamos, los pasamos a la morguera y no pensamos más. Regresamos al cuartel a hacer lo que llamamos higiene psicológica: tenemos que acudir a eso porque no podemos hacer carne todo lo que vivimos, accidentes, muertes o casos como éste que nunca nos había tocado vivir” dijo uno de los bomberos.
Luego fueron escuchados los peritos de bomberos y policía, cuyas estimaciones en nada favorecieron a Demarco, ya que no dejaban duda sobre la intencionalidad del siniestro, dejando sentado de que alguien arrojó combustible en cantidad para provocarlo. Se habló también de una de las perillas de la cocina abierta. ¿Estaba encendida y alguien arrojó combustible sobre la misma?. En el turno de los gasistas, Varela y Sarmiento poco aportaron ya que uno prácticamente no recordaba lo que había dicho en el momento de realizar un peritaje, y el otro solo pudo recordar, sin mayores precisiones, que en la cocina no se había iniciado el fuego. En el turno de un presunto sospechoso, César «El Pampeano» Rodríguez , intentó demostrar que la noche del siniestro él estaba lejos de allí, y que en cuanto a algunas manifestaciones que hiciera, alegó estar borracho.
EL COMISARIO NO CREE QUE SEA ASESINO
Fue el comisario José María Cortés, que fuera titular de la comisaría cuando ocurrió el hecho, quién despegó un tanto a Demarco en cuanto a la intencionalidad del mismo, aduciendo primeramente que no creía que hubiera habido un tercero, estimando más bien que hubo entre ambos una discusión de tipo sentimental, que pudieron haber reñido y forcejeado, ocasionándose el incendio de manera fortuita y no intencional. Que derramaron combustible sobre la hornalla de la cocina encendida y que estalló el fuego. Si así hubiera sido Cortés no dijo como Demarco logró salir de la vivienda y el resto no.
¿ERA VIRGINIA SU AMANTE?
En la lista de testigos estuvo también la madre de Virginia Peñaloza, muy compungida, sosteniendo en su mano retratos de su hija y nietitos muertos, quien detalló algunos aspectos de lo sucedido esa noche previos al incendio, negando por momentos tener conocimiento de la presunta relación sentimental de Demarco con su hija, aunque en alguna instancia de su testimonio dejó sentado que lo sospechaba. Incluso se pensó en hacer un careo entre la madre y Cabrera, otro de los testigos convocados, que habría tenido una relación con Peñaloza.
Al fiscal Flores se lo vio incisivo mientras que al abogado Bigliani más tranquilo y poco inquisidor. La figura de un tercero (Demarco u otro) no parecía estar en discusión, como tampoco la intencionalidad del hecho, cobrando importancia la figura del bidón presuntamente con nafta, que en las manos de alguien originó la tragedia.
PARA EL PSIQUIATRA DEMARCO NO ES PELIGROSO
¿Demarco estaba afuera o entró?, no se pudo precisar. Las quemaduras que sufriera, según él al intentar salvarlos cuando vio fuego en el interior de la vivienda se podrían interpretar de una u otra manera según quién hubiera declarado. El perito psiquiatra José Abasolo, el último en declarar dijo que había detectado en Demarco un bajo índice de peligrosidad «no vi lo psicopático», manifestó.
LA TÍA LO VIO A DEMARCO REVOLCÁNDOSE
La tía Emilce, de Virginia Peñaloza, que vive en la casa de al lado, en su declaración de ayer martes manifestó que cuando salió alertada por los ruidos, lo vio afuera de la casa a Demarco revolcándose en el suelo intentando apagar las llamas de su cuerpo y sus zapatos. En cuanto al camionero que vive enfrente, manifestó haberlo visto a Demarco en el exterior de la casa gritando desesperado: «Virginia salí, Virginia salí».
Un periodista colega que cubre tribunales, al escuchar los testimonios dijo: «se está poniendo interesante...».
Fotos: diario La Opinión
Colaboración: Ana María Ford